Cuando
escribí mi primer cuento Trek, decidí que la historia girase en
torno a uno de los oficiales en vez del capitán, como suele ser lo
habitual.
Me pareció un buen planteamiento. Pero después de tres
cuentos, me di cuenta de que ese personaje (Norn) había adquirido
demasiado protagonismo. Se estaba volviendo demasiado engreído,
siempre era él quien lo solucionaba todo. Así que decidí hacerle
pasar un mal trago para enseñarle un poco de humildad. Así nació
“El vals de Q”. Aquí es nuestra intrépida capitán La Rouge la
que resuelve la situación (con un poco de ayuda de Q), mientras que
Norn llora como una nena y tiene que claudicar ante las
circunstancias (y aún así, se las apaña para solucionar un
problema que tiene preocupados a todos, y de la manera más tonta,
sorprendiéndome incluso a mi, que estaba empeñado en hacerselo
pasar mal).Una aclaración sobre el prólogo: un día, mientras escribía este relato, me encontré con una amiga que había leido mis cuentos del JTK y tuve con ella la siguiente conversación:
-He notado que a Glem le gusta mucho jugar al "speedball"- dijo ella.
-Pues si, es un grán aficionado-respondí.
-¿Y qué es el speedball?
-...Eeeh...Un deporte andoriano.
-¿Y cómo se juega?
-Pues...
-Creo que deberías explicarlo.
Pues nada, a ella y todos los que se han hecho la misma pregunta va dedicado el prólogo de "El vals de Q"
De nada. Espero que disfrutéis del relato.
P.D.
Se que en las naves de la Federación no se sirve alcohol. Sin embargo, en este relato me he tomado la licencia poética de saltarme este canon para que Norn pudiese ponerse a gusto a base de Amaneceres Rojos.
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