Desperation
City era una colonia minera en el alejado planeta Venaris IV, un
lugar, como su nombre indica, refugio de fugitivos o "desperados",
un lugar peligroso que nadie en su sano juicio escogería para pasar
unas vacaciones. En el "Gato Montés", un bar donde se
reunían los habitantes menos recomendables de la colonia, había una
gran animación.
Cuando
la puerta se abrió, la ruidosa algarabía del interior se silenció
de golpe y todas las miradas se fijaron en la figura que se
recortaba en la entrada bajo la luz del exterior. Se trataba de un
joven trill, alto y atlético, de mirada penetrante.
El
trill miró al interior y se dio cuenta de que había irrumpido en el
local justo cuando estaba a punto de empezar una pelea. Observó a
los contendientes. A su derecha vio dos hombres romulanos de mirada
feroz que empuñaban sendos cuchillos largos. A su izquierda se
encontraba una mujer de raza klingon, un poco baja para los
estándares de su raza, pero muy atractiva, que empuñaba un
bat'leth. Su pose y su mirada reflejaban resolución al enfrentarse a
esos dos hombres.
El
recién llegado sonrió y se adentró en el local para sentarse en
una de las mesas. Para hacerlo, tuvo que pasar entre los
contendientes, miró primero a los dos hombres y luego giró su
mirada hacia la mujer, a la que dedicó una ligera inclinación de
cabeza y una sonrisa. Ella le respondió torciendo la boca y
frunciendo las cejas en señal de disgusto.
El
recién llegado se sentó a una de las mesas y se dirigió al
tabernero.
-Tú,
me han contado excelencias de tu cerveza romulana, sírveme una
jarra.
Después
se arrellanó en su asiento y observó a los contendientes sin dejar
de sonreír.
Estos,
tras la interrupción, volvieron a centrarse en el duelo. Los dos
hombres se lanzaron al ataque al unísono con los cuchillos en alto.
La mujer se limitó a pasar entre ellos mientras su bat'leth dibujaba
dos relucientes arcos en el aire. Ambos hombres cayeron de rodillas
mientras sus intestinos asomaban por sendos cortes en sus estómagos.
El enfrentamiento fue tan breve que muchos de los presentes tardaron
varios segundos en comprender lo que había pasado.
La
mujer limpió la hoja de su espada en la ropa de uno de los
cadáveres, la colgó a su espalda y mientras el resto de
parroquianos cobraban o pagaban sus apuestas sobre el duelo, se
dirigió a la mesa donde se encontraba el trill.
-Podrías
haberme ayudado.-le dijo poniendo los brazos en jarras.
-¿Ayudarte?
¡Vamos, B'Elena, solo eran dos! Eso habría sido jugar con ventaja.
-¡Llorenç
Dax, eres un...!
Calló
al ver la risa mal disimulada del trill y ella también se echó a
reír.
-¿A
qué se ha debido este enfrentamiento? -preguntó él.
-A
lo de siempre, ya sabes.
Dax
recorrió con la vista el cuerpo de la mujer.
-Si,
ya puedo imaginarlo.
B'Elena
se sentó frente a Dax justo en el momento en que el tabernero le
traía su cerveza. El trill le pasó el vaso a la mujer y dijo:
-Trae
otra, tabernero.
Ella
bebió un largo sorbo.
-¿Qué
te trae por Venaris IV? -preguntó.
-Acabo
de entregar un cargamento.
-¿Mucho
trabajo?
-No
puedo quejarme. Pero desde que tu hermana y yo nos separamos, el
trabajo se ha vuelto más difícil.
-¿Porqué
lo dejasteis? Se os veía bien avenidos.
-Mejor
no preguntes. ¿Y qué hay de ti?
-Llevo
una temporada aquí varada. Esperando algún trabajito.
-¿De
veras...? ¿Qué te parecería ser mi nuevo copiloto?
-¿Lo
dices en serio? Ese era el puesto de V'Alizia hasta hace bien poco.
-¿Y
cual es el problema? ¿Que sois hermanas? Eres tan buena como ella,
lo se. No se me ocurre nadie mejor para el puesto.
-Mmmm...
¿Cuales son las condiciones?
-Te
pagaré el 40% de los beneficios netos.
-No
está mal. Pero a mi hermana le dabas el 50%.
-Ella
era mi pareja.
-De
acuerdo. Acepto el empleo. ¿Cuando empezamos?
-Así
que consiga un nuevo cargamento. Mientras, recoge tus cosas e
instálate en el “Belleza Klingon”. Está en el muelle 23.
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Dos
días después, Dax había conseguido un nuevo cargamento y el
“Belleza Klingon” despegaba de Venaris IV con destino a Gladius
Prime.
Pero
al salir de la atmósfera, se encontraron con tres patrulleras de la
Federación que les cortaban el paso.
-Intentan
comunicarse -dijo B'Elena.
-Abre
un canal.
Por
los altavoces se escuchó una voz autoritaria.
-Carguero
klingon, paren sus motores y prepárense a ser abordados.
-Y
un cuerno, amigo -respondió el trill cerrando el comunicador con un
manotazo.
Las
patrulleras dispararon varias andanadas contra el carguero.
-Escudos
al 50% -dijo B'Elena.
-¡Mierda!
Suerte que me conozco algunos trucos.
Dax
ejecutó algunas maniobras de evasión que le permitieron romper el
cerco y emprender la huida, pero las patrulleras se lanzaron
tenazmente en su persecución disparando otra andanada de lasers.
-Escudos
al 24%.
El
trill continuó con sus maniobras evasivas, dificultando la
persecución a las patrulleras., pero poco después una nueva
andanada sacudía al carguero.
-Escudos
al 12%. ¡Han dañado los motores. No podemos entrar en warp!
-¡Maldita
sea! Busca un sitio donde ocultarnos.
La
persecución duró un rato más, hasta que el carguero sufrió una
nueva sacudida.
-¡Los
escudos han caído!
-¿Que
hay de ese refugio?
-¡Ahí!
He detectado una nébula que emite radiación iónica. Si nos
refugiamos en su interior no podrán detectarnos.
-De
acuerdo. Lanza la carga al espacio, eso nos dará tiempo. No se
atreverán a disparar.
B'Elena
hizo lo que Dax le ordenaba y vio como dos de las patrulleras se
detenían para rodear la carga con un rayo tractor. La tercera
continuó la persecución, pero sin disparar.
-¿Qué
diablos llevábamos?
-Cristales
de dilitio sin refinar.
-¿Cristales
de...? En el próximo viaje, infórmame de cual será nuestra carga.
-Esperemos
que haya un próximo viaje.
Finalmente,
Dax consiguió llevar al carguero al interior de la nébula, y emitió
un largo suspiro de alivio tras parar los motores.
-¡Cristales
de dilitio! ¿Estas loco?
-Vamos
Belita, soy contrabandista, ya lo sabías antes de aceptar el empleo.
-Y
no me llames así, sabes que lo odio.
-Lo
que tú digas, preciosa.
B'Elena
suspiró con frustración.
-¿Siempre
será igual cuando discuta contigo?
Dax
sonrió ante la pregunta.
-Puedes
apostar por ello -respondió. -Ahora, ¿qué te parece si empezamos
con las reparaciones?
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Tres
días después, B'Elena se encontraba hurgando en las entrañas de
los motores del “Belleza Klingon”, intentando substituir un
condensador isolineal quemado. Pero la pieza estaba trabada y no
podía arrancarla. Cogió una llave multifásica para utilizarla como
palanca, pero no había manera.
Dax
apareció por detrás suyo y apoyó sus manos sobre las de la mujer.
Ella las retiró al sentir el contacto.
-¿Qué
estás haciendo?
-Solo
intento ayudarte.
-Ya
puedo sola, gracias.
-Como
quieras.
Cogió
de nuevo la llave e hizo palanca, con tan mala fortuna que esta se le
escapó de las manos y se golpeó en el borde del mamparo haciéndose
un pequeño corte en el nudillo del dedo índice de la mano derecha.
-¡Mierda!
-exclamó retirando las manos.
Dax
extendió las suyas para cogerlas, pero ella lo evitó.
-¿Qué
estás haciendo? -repitió.
-Solo
intento examinar la herida.
-No
es nada.
-Deja
que yo juzgue eso.
-Déjalo.
Además, tengo las manos sucias de grasa.
-Yo
también las tengo sucias. ¿De qué tienes miedo?
-¿Miedo?
No, es que...
Dax
cogió su mano y examinó la herida. Una pequeña gota de sangre
asomaba por la misma. El trill se la llevó a la boca y la chupó.
-¿Qué
estas haciendo?
-¿Es
que no sabes preguntar otra cosa?
-Responde
a la pregunta.
-Solo
estaba probando tu sangre.
-¿Probando
mi...? ¿Sabes lo que eso significa para un klingon?
-Claro
que lo se. Estaba liado con una, ¿recuerdas? Además, así me he
evitado tener que morderte y estropear esa bonita cara.
-Estás
jugando con fuego, trill -dijo ella retrocediendo un paso hasta
chocar con una pared.
Él
avanzo ese paso y rodeó la cintura de la mujer con sus brazos.
-Me
encanta el riesgo.
-Eso
no está bien. Tú y mi hermana...
-Eso
pertenece al pasado -respondió Dax dándole un apasionado beso.
-Maldito
caramanchada... ¿Siempre te sales con la tuya?
-La
mayoría de las veces, aunque recuerdo un ocasión en que...
Ella
le interrumpió besándole con la misma pasión con la que lo había
hecho él.
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Tras
pasar una semana escondidos en el interior de la nébula, con las
reparaciones concluidas, se decidieron a salir.
-Seguro
que se han cansado de esperarnos -dijo Dax.
-Espero
que tengas razón, empezaba a cansarme de estar aquí varados.
-¿Es
que no te lo has pasado bien estos días?
Ella
sonrió y le dio un puñetazo en el hombro.
-No
seas tan creído.
-¿No
lo has disfrutado?
-Claro
que si tontorrón. ¡Vaya! Parece que tenías razón. No hay nadie
esperándonos.
-Te
lo dije -respondió él con una sonrisa de oreja a oreja.
-¿Y
ahora qué?
-Seguirán
buscándonos por un tiempo. Y no solo ellos. Mi patrón en este viaje
no estará muy contento por haber perdido la carga.
-Ya
veo...¿A donde iremos?
-Creo
que conozco el sitio perfecto para ocultarnos una temporadita. ¿Has
oído hablar de Kentara V?
-¿Ese
planeta desértico en la frontera klingon? Parece un buen escondite.
-Bien,
introduce las coordenadas.
-Coordenadas
fijadas.
-¡Vamos
allá!
FIN
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