STAR TREK - JTK

Star Trek-JTK narra las aventuras de la nave de la Federación de Planetas Unidos -USS James T. Kirk-.

La acción se inicia unos tres años después de los hechos narrados en DS9.

miércoles, 15 de julio de 2015

STAR TREK - JTK VI // A ESTE LADO DEL ESPEJO



PRÓLOGO

Espejo, espejito en la pared...
¿Quién es la más bella?
(Blancanieves y los siete enanitos)

-...y si no te portas bien ahora mismo -añadió-,
Te voy a meter en la Casa del Espejo.
¿Te gustaría eso?
(Alicia a través del Espejo)


La capitán Esther La Rouge entró en su apartamento en Los Ángeles, la Tierra; dejó la bolsa que llevaba en el suelo y se dejó caer en el sofá con un suspiro de alivio. Tras dos semanas de informes y mas informes al Estado Mayor de la Flota por fin podría descansar unos días. Si bien necesitaba y deseaba ese descanso, también añoraba encontrarse en el puente de su nave, navegando entre las estrellas. Había nacido para eso, no podía imaginarse otra forma de vida.

Pero hasta que la nave no hubiese pasado por una completa revisión y su tripulación volviese de sus vacaciones, tendría que quedarse en tierra, así que más valía que disfrutara de ello. Había quedado con su hermano, Pierre, para pasar unos días con él en su casa, en la Riviera francesa.

Mientras preparaba el equipaje pensó en su tripulación, ahora dispersa por todo el cuadrante, disfrutando de sus vacaciones.
T'Brell y Grant estaban en Vulcano, donde ella esperaba dar a luz. Bashir y Dax se encontraban en la Tierra, de gira por Italia, Norn y Mina se quedaron en Bajor cuando regresaron al cuadrante Alfa por el agujero de gusano.

En cuanto a Glem, al llegar a la Tierra le ascendieron a capitán y le dieron su propia nave, la Crazy Horse C, y se había llevado con él a la exobióloga del JTK, Niara Nangó. La Rouge se alegraba mucho por él, pero también lamentaba perder el contacto diario con el andoriano con quien había entablado una buena amistad. Pero si la flota le concedía su petición, tendría un nuevo comandante de su confianza y al que también consideraba un amigo.

Capítulo 1

Cuando Adam Grant y T'Brell se materializaron en la sala de transporte la capitán La Rouge estaba esperándoles.

-Permiso para subir a bordo- dijo Grant.

-Concedido.

-No esperaba que viniera a recibirnos capitán.

-Tenía que darle la bienvenida a nuestro nuevo tripulante. ¿Puedo? Dijo tendiendo los brazos hacia T'Brell que sostenía a su bebé.

-Claro-dijo ella entregándole su hija a La Rouge.

-Es preciosa. -Dijo la capitán mientras mecía al bebé.- Así que al final han decidido llamarla Alicia.

-Mi abuela materna se llamaba así. A ambos nos pareció un buen nombre- respondió Grant.

-Si no les importa, me gustaría acompañar a Alicia hasta su habitación.

-Naturalmente.- respondió T'Brell.- Por cierto, recibimos su regalo capitán, no debió molestarse.

-No es molestia-dijo La Rouge mientras abandonaban la sala de transportes.

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-Teniente-comandante Laurence Norn presentándose al servicio, capitán.

-Adelante Sr. Norn. ¿Han disfrutado usted y su esposa de sus vacaciones?

-Mucho. Bajor es un mundo precioso.

-Bien. Le he hecho venir para que me eche una mano para escoger un nuevo timonel. El capitán Glem no solo se ha llevado a nuestra exobióloga, también se ha hecho con el Sr. Flores. Aquí tiene a los candidatos.

-Glem capitán, espero que le vaya bien. ¿Sabemos ya quién será el nuevo comandante del JTK?

-Estamos en ello- respondió La Rouge mientras Norn echaba un vistazo a los expedientes.

-Si la decisión fuera mía, escogería a este.- dijo él entregando uno de los expedientes a La Rouge.

La capitán alzó las cejas al ver la elección de Norn.

-¿Está seguro?

-Tiene un expediente brillante. Además, le conocí durante la guerra con el Dominio. Hacia el final de la guerra visitó DS7, formaba parte de un grupo de cadetes destinados a la estación como grupo de apoyo en acciones no bélicas. Es un piloto excelente, créame. Dele a ese chico una escoba y un motor warp y la llevara al punto de la galaxia que usted elija.

-Gracias señor Norn. Lo pensaré.

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Dax y Bashir se materializaron en la sala de transporte, Norn estaba esperándoles.

-Bienvenidos. Doc, Dax, espero que hayáis pasado unas buenas vacaciones.

-Estupendas, gracias. Espero que no seamos los últimos en incorporarnos al servicio.

-Tranquilo Julián aún falta gente. Por cierto, aquí tienes lo que me pediste.

Norn entregó una varilla de memoria holográfica al doctor.

-Estupendo.

-Instalaos tranquilamente. Aún tardaremos varios días en salir.
Ahora debo dejaros, tengo un par de asuntos pendientes.

Norn se perdió pasillo abajo mientras Ezri arrebató de las manos de su marido la memoria holográfica.

-No se tratará de otra de tus historias de espías.

-No, es algo distinto. Me he dado cuenta de que empiezas a estar harta de las Termópilas. Este será nuestro nuevo programa.

-Otra batalla perdida de antemano, supongo.

-La batalla de Alesia.

-¿Alesia?

-Vercingetorix y sus guerreros galos defendiendo la fortaleza de Alesia frente a las legiones romanas de Julio Cesar.

-Y naturalmente tú te has reservado el papel de Vertin...Vecin...

-Vercingetorix. Y te equivocas, esta vez el papel de líder de la resistencia será para ti.

-Que considerado por tu parte.

-Lo se. Eres una mujer afortunada, tienes el mejor marido de la galaxia.

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-Subteniente Ren presentándose al servicio.

La Rouge observó detenidamente al joven ferengui antes de responder. Era uno de esos jóvenes de su planeta que, siguiendo el ejemplo de su compatriota Nog, habían decidido ingresar en la academia de la flota. Al parecer, muchas cosas estaban cambiando en Ferenguinar.

-Adelante subteniente, siéntese-dijo señalando un asiento al joven ferengui. -¿Le apetece un té, un café?

-No, gracias capitán.

-He leído su expediente. Debo confesar que cuando el Sr. Norn le recomendó para el puesto tenía mis dudas, pero después de leer su historial creo que en verdad es el más cualificado.

-¿Norn me recomendó?

-Parece que su forma de pilotar le dejó impresionado.

-No creí que me recordara, coincidimos durante poco tiempo.

-”Ninguna buena acción queda impune.”

-Regla de adquisición nº 285. Aunque no creo que el Gran Nagus Gint quisiera darle el sentido que usted acaba de darle. ¿Conoce las reglas de adquisición?

-Algunas de ellas. No le entretengo mas señor Ren. Familiarícese con la nave. Puede retirarse. Bienvenido al JTK.

-Gracias capitán.

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Cuando Laurence Norn entró en el puente se encontró con que todos los demás ya estaban en sus puestos y que le estaban mirando fijamente con el semblante muy serio.

-¿Sucede algo? ¿Acaso llego tarde?

-A su estación señor Norn, ahora mismo- respondió La Rouge.

Norn se dirigió a su estación con cara de no entender nada, pero se detuvo dos pasos antes de llegar. Sobre la consola había un pequeño estuche negro. Se preguntó como diablos había llegado eso ahí.

-Ábralo señor Norn, no muerde- dijo La rouge que se había acercado hasta su lado.

Norn abrió el estuche. Dentro había una pequeña insignia dorada. Se quedó mirándola como si fuera el objeto más extraordinario del universo.

La Rouge cogió la insignia dorada y se la puso a Norn en el cuello en sustitución de la negra que llevaba.

-En nombre de la Flota Estelar y de la Federación Unida de Planetas, le asciendo al grado de comandante. Felicidades señor Norn.

-Yo...no se que decir. No me esperaba esto.

-Un simple gracias es suficiente.

-Gracias, capitán.

-Tendrá que hacerse con un uniforme nuevo. Le sentará bien el rojo.

Todos los oficiales de puente, le aplaudieron y felicitaron.

-Como primer acto como comandante, tal vez le gustaría nombrar a su sucesor como segundo oficial- dijo La Rouge.

Y entregándole la insignia que había sustituido añadió- Dicen que trae buena suerte heredar las insignias de un superior.

-Será un placer capitán. ¿Quién es el elegido?

La Rouge susurró un nombre al oído de Norn.

-Lo imaginaba- respondió.

Norn se plantó en medio del puente observando a todos sus compañeros que permanecían expectantes.

-Teniente T'Brell, un paso al frente.

La aludida dio un respingo de sorpresa, pero se sobrepuso enseguida y avanzó un paso. Norn añadió la insignia al cuello de la vulcana y repitió la fórmula de rigor.

-En nombre de la Flota Estelar y de la Federación Unida de Planetas, le asciendo al grado de teniente-comandante. Felicidades.

-Gracias comandante.

-Bien, esto ya empieza a parecer de nuevo una tripulación como Dios manda- dijo La Rouge.- Más tarde lo celebraremos debidamente, ahora tenemos que poner a punto una nave estelar.

Todos se dirigieron a sus estaciones.

-¿A donde va señor Norn? Esa ya no es su estación, el teniente Grant se hará cargo de ella de ahora en adelante.

La Rouge señaló el asiento contiguo al suyo.

-Este es ahora su sitio “comandante”.

-Claro, la fuerza de la costumbre, ya sabe.

-El puente es suyo, número uno.-dijo la capitán con una sonrisa- Estaré en mi despacho.

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Capítulo 2

Cuaderno de bitácora. Fecha estelar 55734.3.
Acabamos de recibir nuestra primera misión tras nuestro regreso al cuadrante Alfa: El JTK debe dirigirse a Neranna 3 para recoger a un grupo de científicos y llevarlos hasta el sector Jelión para estudiar un cúmulo estelar. Una misión rutinaria, pero siempre es mejor que permanecer en dique seco.

La tripulación del JTK se afanaba en los preparativos para abandonar el puerto espacial en órbita a la Tierra. Uno de ellos era el subteniente Ren. El joven estaba en su puesto, al timón del JTK, esperando ansioso el momento de la partida y demostrarle a la capitán La Rouge que no se había equivocado al elegirle como nuevo piloto de la nave.

En ese momento, La Rouge hizo su entrada en el puente.

-Capitán- dijo Norn poniéndose en pie para recibirla.- Acabamos de recibir el permiso de comandancia para abandonar el puerto.

-Bien,-respondió ella sentándose en el sillón de mando- no esperemos mas. ¿Señor Ren?

-¿Capitán?- respondió el aludido girándose hacia ella.

-Sáquenos de puerto subteniente. Sistema manual.

Todos los tripulantes del puente se envararon en sus asientos al oír aquella orden.

Ren se quedó mirando a La Rouge con cara de no estar seguro de haber entendido la orden.

-¿Capitán?

-¿Sucede algo subteniente? ¿Acaso no ha comprendido mis órdenes? Tenía entendido que los ferengui tienen muy buen oído.

Ren miró interrogativamente a Norn. Este le hizo un gesto afirmativo con la cabeza. El ferengui dudó un segundo más y finalmente se enfrentó a los mandos.

-Sistema manual- dijo.- Soltando amarras... - los dedos del joven piloto se movían rápidamente haciendo pequeños y continuos cambios en la dirección- motores en reversa...saliendo del muelle...estamos fuera capitán.

-Introduzca las coordenadas de destino.

-Coordenadas fijadas.

-Adelante señor Ren, warp siete.

-Warp siete capitán.

El JTK desapareció de la vista del puerto orbital en medio de un estallido warp.

-Tiempo de llegada a Neranna 3...trece horas diecisiete minutos.

-Perfecto. Señor Norn, acompáñeme a mi despacho, hay un par de temas que debemos discutir. Comandante T'Brell, el puente es suyo.

La Rouge y Norn se encaminaron hacia el despacho mientras T'Brell ocupaba el asiento de mando. La capitán se volvió de repente.

-Ah, si...señor Ren...

-¿Capitán?

-Buen trabajo.

-Gracias capitán- respondió el piloto con una sonrisa de oreja a oreja.

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-¿Sistema manual? ¿No le parece un poco fuerte?

-Solo quería ver como respondía el chico bajo presión. ¡Vamos Norn! Estábamos en el puerto orbital. ¿Qué peligro había realmente?

-Tal vez tenga razón capitán.

-Además, el chico lo hizo bien, sacó la nave de puerto sin un rasguño.

-Le dije que era bueno.

-Tiene pericia, debo reconocerlo. Supongo que tenía mis perjuicios. Tendremos que acostumbrarnos a esta nueva generación de ferenguis, tan distintos a sus progenitores.

-Pero no me ha hecho venir para hablarme de Ren.

-No. Se trata de esa delegación científica que debemos escoltar.

-Me temo que me los va a endosar a mi.

La Rouge sonrió ante el comentario.

-Ocúpese de ellos. Que se sientan bien recibidos. Procure que se sientan felices y contentos durante su estancia, pero que no se acerquen demasiado al puente. Odio tener mirones en “mi” puente.

-Preferiría otra misión mas placentera. No se, atacar yo solo un cubo borg armado solo con un cuchillo, por ejemplo.

-Gajes de su nuevo rango comandante. Haga lo que quiera, pero manténgalos alejados del puente de mando.

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Cuaderno de bitácora. Fecha estelar 55735.6. El JTK ha arribado a Neranna 3 sin novedad, esperamos el embarco de la delegación científica que debemos escoltar al cúmulo estelar en el sector Jelión. Un viaje de tres días en warp 7.

Norn y T'Brell estaban en la sala de transportador 3, esperando a la delegación científica, los dedos de Norn se dirigieron a la nueva insignia dorada el el cuello de su uniforme.

-Maldita sea- pensó. -Si esta insignia significa pasar por esto a menudo, presentaré mi dimisión. Seguro que encuentro trabajo en alguna nave pirata de Orión, será más divertido que esto.

El resplandor del teletransportador le sacó de sus reflexiones. Vio materializarse a los científicos nerannianos. Eran cinco en total, tenían apariencia humana, a excepción de unas pequeñas protuberancias en sus sienes. A ojos de Norn tenían todos el mismo aspecto, parecían quintillizos.

-Bienvenidos al JTK señores, soy el comandante Norn, ella es la teniente-comandante T´Brell.

-Gracias por recibirnos -respondió el que estaba más cerca de ellos. -Somos Néstor.

-Por favor acompáñennos, les mostraremos sus habitaciones. Por cierto, la capitán La Rouge les envía disculpas por no poder recibirlos personalmente.

-Estará muy ocupada, lo comprendemos.

Norn y T'Brell acompañaron a los científicos por los pasillos de la nave.

-Discúlpenme ustedes pero hay algo que me intriga, espero que mi pregunta no sea ofensiva, no conozco su cultura...

-No nos ofendemos fácilmente comandante, haga esa pregunta, aunque ya imagino cual es.

-Cuando se han presentado, ha afirmado que ustedes son Néstor. ¿Todos ustedes se llaman igual o ese es el nombre de su especie?

-Pertenecemos a la especie Nerannia, Néstor es nuestro nombre.

-¿Se llaman todos igual? ¿No es eso un poco confuso?

-En absoluto. Verá, somos uno en cinco.

-¡Son clones-colmena! -dijo T'Brell. -Había oído hablar de este fenómeno, pero creía que eran un mito.

-¿Clones-colmena?

-Mis compañeros son clones de mi persona -dijo el Néstor que hacía de portavoz del grupo. Compartimos la misma mente, lo que uno aprende lo aprenden todos, lo que uno experimenta lo experimentan todos. Es muy útil a la hora de trabajar en equipo. ¿Qué mejor ayudante puede tener un científico que él mismo?

-Comprendo...¿Pero si me encuentro con uno solo de ustedes como debo dirigirme a él?

-Llámele Néstor, compartimos una sola mente, en realidad estará usted hablando con los cinco. Piense usted en nosotros como una sola persona.

-Lo intentaré, pero se me hace extraño, esto es nuevo para mi.

-No se preocupe comandante, estamos acostumbrados a causar cierto estupor cuando contactamos con otras especies.

-Bien, hemos llegado. Estos son sus camarotes. Si prefieren estar todos juntos podemos ofrecerles uno más espacioso.

-Así estará bien. No queremos causar molestias.

-Cuando estén instalados contacten con T'Brell. Es nuestro oficial científico, les asesorará sobre nuestras instalaciones.


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Capítulo 3

Cuaderno de Bitácora: entrada nº 773.
Fecha: 22 de junio del año 379 del Imperio Terrano.
Quinto día patrullando en el sector Jelión.
Sin novedad.

La capitán Esther La Rouge estaba sentada en su sillón de mando, en el puente de la nave imperial Ares. Todos los oficiales de puente estaban atentos a sus movimientos, dispuestos a actuar según sus deseos. Tenía fama de dura, y era una fama merecida. La Rouge accedió a su puesto de capitán después de asesinar al anterior capitán de Ares, cuando ella era comandante de la nave, acusándole de traición. Aportó pruebas falseadas de esa supuesta traición a la comisión imperial que pasaron por buenas, lo que le valió su ascenso.

Observó al hombre que estaba a su lado sin disimulo. Laurence Norn, comandante del Ares. La Rouge recordó como ese hombre había llegado a la nave. Laurence había sido ascendido a teniente-comandante y destinado al Ares como segundo oficial y jefe de armamento tras haberse ofrecido voluntario para un experimento. Cuando supo de la existencia de los simbiontes trill, el emperador quiso saber si podían injertarse en humanos y, aprovechando las habilidades que estos conferían, crear mejores soldados. A Laurence se le injertó el simbionte Norn y el experimento fue un éxito. Ahora su primer oficial disfrutaba de las memorias de siete vidas anteriores. Sustituyó su apellido por el nombre de su simbionte siguiendo la costumbre trill, no por respeto a esa costumbre, sino porque de no hacerlo, Norn se rebelaba y le confundía mezclando sus memorias. Laurence Norn también ascendió a su puesto actual tras asesinar al anterior comandante del Ares, al sorprenderle en un acto de cobardía.

El Ares se encontraba patrullando en el sector Jelión. Una misión rutinaria, los actos de rebelión eran escasos gracias a la férrea mano de la flota imperial. En cuanto a klingons, romulanos y cardasianos, se habían mantenido alejados durante casi un siglo. La Rouge deseó haber vivido en los tiempos en que el Imperio Terrano estaba en guerra constante con esas especies.

La “Pax Terrana” ofrecía pocas oportunidades para destacar militarmente.

En ese instante sonó el comunicador del puente.

-Aquí Grant. Se requiere la presencia del comandante Norn en la zona de celdas.

-¿De qué se trata? -preguntó el aludido.

-Una falta disciplinaria grave.

-Voy para allá. Con su permiso capitán.

-Vaya señor Norn.

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Norn entró en la zona de celdas.

-¿Y bien señor Grant, qué sucede?

El jefe de armamento le llevó hasta una celda donde se encontraba uno de sus hombres.

-Este hombre se durmió mientras estaba de guardia comandante.

-Esa es una falta muy grave. No molestaremos a la capitán por esto, el reglamento es muy claro al respecto. Métalo en la cabina, treinta minutos. Después enciérrenlo en la celda hasta que podamos ejecutar un consejo de guerra. Solo un vaso de agua y una ración de campaña al día hasta que llegue ese momento.

-A sus órdenes señor.

Grant hizo una seña a dos de sus hombres que sacaron al prisionero de la celda y lo encerraron en la cabina, que estaba situada justo en el centro de la zona de celdas.
La cabina era mucho más efectiva que los métodos disciplinarios antiguos. Estimulaba los centros del dolor de cualquier especie humanoide. Los antiguos castigos corporales sobrepasaban el sistema nervioso, llegaba un momento en que el cerebro dejaba de enviar información a los nervios. La cabina atacaba un grupo de nervios y después pasaba a otro, manteniendo a la víctima en una continua y terrible agonía. Por eso también se la conocía como “el agonizador”.
Solo llevaba tres minutos cuando Norn abandono la zona.

-Señor Grant, prosiga hasta completar el castigo. Debo regresar al puente.

-Así lo haré señor -respondió mientras el comandante abandonaba la sección sin esperar respuesta.

Norn no regresó inmediatamente al puente, antes se pasó por ingeniería. Había allí una criatura que le tenía fascinado, la bajorana Mina Lars. Hacía un par de meses que la había seducido, añadiéndola a su larga lista de conquistas.

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Más tarde, en el momento en que Laurence Norn entró en el puente, la capitán se encaró con él.

-A mi despacho comandante, ahora.

Laurence siguió a la capitán con evidente disgusto. Se imaginaba de que iba aquello.
Nada mas cerrarse la puerta La Rouge le agarró por los hombros y le empujó contra la pared inmovilizándole con la técnica de ponerle un cuchillo en la garganta.

-Te he visto con esa zorra bajorana de ingeniería. ¿La encuentras atractiva? ¿Crees que es mejor amante que yo?

-Ni mejor ni peor, solo distinta -respondió con una sonrisa. -Me gusta el paté de canard, pero eso no quita que también me guste el hasperat.

-No juegues conmigo Laurence.

-¡Vamos Esther! ¿Estás celosa?

-¿De esa alienígena? No digas burradas. Puedes jugar con ella todo lo que quieras, después de todo, es de una raza inferior. Pero que no se te olvide que eres mio. ¿Te ha quedado claro? Me perteneces.

-¿Nadie te ha dicho que te pones guapísima cuando te enfadas?

-No bromeo, si me entero o sospecho siquiera que sientes algo por ella, os mato a los dos.

Dicho esto, retiró el cuchillo de su garganta y le besó con furia.

-Ven esta noche a mi camarote. A las 22.00. Y mas te vale que esa zorrita tuya no te haya agotado.

-Allí estaré.

La Rouge abandonó el despacho a grandes zancadas. Cuando se quedó solo, Laurence Norn se limpió los labios con el dorso de la mano.

-Algún día, Esther La Rouge, cometerás un error. Y ese día estaré allí para liquidarte y ocupar tu lugar como capitán del Ares.

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Grant se acercó a T'Brell por detrás y le rodeó la cintura abrazándola con fuerza.

-¡Suélteme! -gritó ella zafándose del abrazo.

Grant la abofeteó fuertemente.

-¡Maldita frígida de sangre verde! No olvides quien eres vulcana, ni cual debe ser tu actitud frente a un humano.

-Lo lamento teniente.

-Cuando acabe tu turno, preséntate en mi camarote. Y no vengas con el uniforme. Ni con una de esas túnicas vulcanas tuyas. Busca algo más... sugerente. Tu futuro en esta nave depende de si satisfaces o no mis exigencias. Estás avisada.

Sin esperar respuesta Grant abandonó el laboratorio de ciencias dejando a la vulcana sin opción.

T'Brell era de los pocos tripulantes no humanos que conformaban la tripulación del Ares. Los “alienígenas”, eran considerados ciudadanos de segunda en el Imperio Terrano y solo una minoría conseguía servir en una nave estelar. Aún así, seguían considerándoles inferiores y debían someterse a cualquier humano de la tripulación. Entre los casi 1500 tripulantes del Ares, los únicos no humanos eran ella, una bajorana llamada Mina Lars que prestaba servicio en ingeniería y un comando de veinte nausicanos que se empleaban en misiones peligrosas.

Desde el primer día que T'Brell había entrado en la nave, el jefe de armamento Adam Grant se había encaprichado con ella. Había conseguido escapar de su acoso hasta ese momento, pero ahora no tenía escapatoria. La orden de Grant había sido clara y directa.
Se resignó a su suerte y se preguntó donde diablos podría encontrar un vestido “sugerente”.

Capítulo 4

La capitán La Rouge se encontraba en su despacho disfrutando de un momento de descanso frente a una taza de su te preferido cuando sonó el avisador de la entrada.

-Adelante.

La puerta se deslizó con un siseo para dar paso al comandante Norn.

-¿Deseaba verme capitán?

-Si señor Norn. ¿Como le va con nuestros invitados?

-Son...bueno...un tanto peculiares.

-Si, T'Brell ya me ha informado de...de su peculiaridad. ¿Se encuentran a gusto en el JTK?

-No son difíciles de contentar capitán. No dan tanto trabajo como imaginábamos.

-Me alegra oírlo.

-Hay otra cosa.

-¿Si?

-Nos acercamos a una tormenta de iones.

-¿Hay peligro?

-Negativo, por el momento. Si no empeora mas adelante, el JTK puede atravesarla sin demasiados problemas. Claro que podríamos rodearla, pero nos llevaría siete días retomar el rumbo correcto.

-Y no podemos permitir que nos retrase un poco de mal tiempo. ¿No es así?

-Esa es su decisión capitán.

-Está bien, atravesaremos esa tormenta, el JTK es un duro bajel que se ríe de la lluvia y los relámpagos. ¿No lo cree así señor Norn?

-Muy poético...¿Qué demonios está leyendo ahora?

-”Era el monstruo de los mares, que se disponía a terminar con sus enemigos. Era la pesadilla de los océanos, que se cernía de una vez para siempre sobre un puñado de seres que no habían cometido otro pecado que el de obedecer las órdenes de un pobre loco...”

-”Moby Dick”. No me extraña, entonces, esa metáfora tan marinera. Solo espero que no enloquezca usted como Achab y el JTK acabe como el Pequod.

-Tranquilo, no tengo ninguna ballena blanca a la que perseguir.

-Me alegra oírlo. Con su permiso, iré a dar las órdenes oportunas al timonel.

-Concedido.

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La capitán La Rouge se encontraba en su despacho disfrutando de un momento de descanso frente a una botella de brandy sauriano cuando sonó el avisador de la entrada.

-Adelante.

La puerta se deslizó con un siseo para dar paso al comandante Norn.

-¿Deseaba verme capitán?

-Si comandante. ¿Como te va con tu nueva mascota bajorana?

-No es de tu incumbencia. ¿Me has llamado solo por eso?

-No, ¿Qué hay de esa tormenta de iones? ¿Hay peligro?

-Negativo, por el momento. Si no empeora mas adelante el Ares puede atravesarla sin demasiados problemas. Claro que podríamos rodearla, pero nos llevaría siete días retomar el rumbo correcto.

-Y no podemos permitir que nos retrase un poco de mal tiempo. ¿No es así?

-Esa es tu decisión capitán.

-Está bien, atravesaremos esa tormenta, el Ares es un hueso duro de roer.

-Bien, iré a dar las órdenes oportunas.

-Adelante.

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El JTK capeaba la tormenta sin más problema que alguna pequeña sacudida. La capitán La Rouge observaba la tormenta por la pantalla principal desde su sillón de mando, orgullosa de su nave.

-Capitán, la tormenta empeora a trescientos kilómetros -informó el oficial de navegación. -Se está formando un remolino de grandes dimensiones.

-¿Podemos atravesarlo?

-No lo aconsejaría capitán.

-¿Alguna sugerencia?

-Podríamos detenernos y esperar a que se aleje de nuestra ruta.

-¿Y la alternativa sería?

-Dar la vuelta y rodear la tormenta.

-Eso nos retrasaría demasiado. Esta bien... ¡Alto total!

El JTK se detuvo a distancia prudencial del remolino y esperó a que este se apartara de su camino.

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El Ares capeaba la tormenta sin más problema que alguna pequeña sacudida. La capitán La Rouge observaba la tormenta por la pantalla principal desde su sillón de mando, orgullosa de su nave.

-Capitán, la tormenta empeora a trescientos kilómetros -informó el oficial de navegación. -Se está formando un remolino de grandes dimensiones.

-¿Podemos atravesarlo?

-No lo aconsejaría capitán.

-¿Alguna sugerencia?

-Podríamos detenernos y esperar a que se aleje de nuestra ruta.

-¿Y la alternativa sería?

-Dar la vuelta y rodear la tormenta.

-Eso nos retrasaría demasiado... ¿Seguro que no podemos atravesarlo?

-Teóricamente, hay posibilidades, pero no garantizo el estado del Ares después de esa hazaña.

-Capitán...¿No ira a cometer esa locura, verdad? -dijo Norn.

La Rouge observó a Norn y vio como llevaba su mano derecha a la empuñadura de su puñal reglamentario.

-Ni se le ocurra intentar lo que está pensando comandante. Yo soy la capitán del Ares y decido lo que puede o no hacer mi nave.

Norn retiró la mano del arma. Tendría que esperar una mejor ocasión. Después de las palabras de La Rouge los demás estaban sobre aviso, matarla ahora equivaldría a enfrentarse a una corte marcial acusado de traición.

-Timonel, -La Rouge apartó la mirada de su primer oficial al comprender que el peligro había pasado -siga el rumbo.

-A la orden capitán.

El Ares se introdujo en el remolino que zarandeó la nave como una tormenta terrestre zarandearía una hoja de árbol caída. La sacudida hizo que varios tripulantes salieran despedidos de sus asientos y varias consolas explotaron hiriendo gravemente a los que las manipulaban.

Cuando el Ares abandonó el remolino y la calma reinó en el puente, Norn se incorporó sintiendo dolor en todos sus huesos, se acercó a La Rouge que estaba inconsciente y le tomó el pulso.

-Maldita bruja. En menudo lío nos has metido.

Pulsó su comunicador y contactó con enfermería.

-Doctor, preséntese en el puente de inmediato.

Se puso en pie sin esperar la respuesta de Bashir.

-¡Alto total! Quiero un informe de daños. ¡YA!

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Capítulo 5

-El remolino de iones ha salido de nuestra ruta capitán -informó el oficial de navegación. Habían pasado seis horas en paro total.

-Bien, ya era hora. Señor Ren, sáquenos de aquí. Sin prisas subteniente, no sabemos si esta tormenta nos depara más sorpresas. Warp 4.

-Warp 4 capitán

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-Daños en todas las cubiertas señor. Ninguna baja, pero tenemos varios heridos de diversa gravedad.

-Timonel, sáquenos de aquí, Warp máximo.

-Las bobinas warp están dañadas comandante. Solo puedo darle warp 4.

-Warp 4 entonces. Salgamos de este infierno.

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-Salimos de la tormenta capitán.

-Capitán, los sensores detectan otra nave saliendo de la tormenta de iones. Su curso es paralelo al nuestro. Distancia 100 km.

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-Salimos de la tormenta comandante.

-Señor, los sensores detectan otra nave saliendo de la tormenta de iones. Su curso es paralelo al nuestro. Distancia 100 km.

-¿Qué tipo de nave?

-Parece una Galaxy señor.

-¿Otra nave del imperio?

-No estoy seguro. Esa nave es muy inusual.

-¿Que tiene de raro?

-Comparada con la Ares apenas tiene armamento pero está equipada con todo tipo de sensores. Parece una nave científica.

-¿Una Galaxy equipada para la investigación científica? No había oído hablar de nada semejante.

En ese momento la capitán recobró el sentido. Norn le informó de las novedades. La Rouge observó la nave que aparecía en la pantalla principal y que tanto se parecía a la suya.

-Comuníqueme con esa nave -ordenó.

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-¿Qué tipo de nave?

-Parece una Galaxy capitán.

-¿Otra nave de la federación?

-No estoy seguro. Esa nave es muy inusual.

-¿Que tiene de raro?

-Comparada con la JTK está armada hasta los dientes. Parece una nave de guerra.

-¿Una nave de guerra de la federación? No había oído hablar de nada semejante.

-Capitán, nos llaman. Es esa nave.

-En pantalla.

Lo que vieron en la pantalla principal les dejó mudos de asombro. En primer plano se veía al comandante Norn vestido con un uniforme muy recargado de insignias y medallas, de su cadera colgaba un puñal en su vaina. Más atrás se veía a la capitán La Rouge sentada en el sillón de mando, el doctor Bashir le estaba aplicando un hipoespray, también ellos vestían uniformes muy recargados.

-¿Q... qué es esto? No, otra vez no...

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Cuando la pantalla del Ares mostró a la tripulación del JTK su tripulación también se quedó muda.

-¿Qué demonios está pasando aquí?

Ambas tripulaciones se observaron en silencio hasta que La Rouge se adelantó.

-Esta es la nave imperial Ares, identifíquense.

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La Rouge hizo un gesto a su oficial de comunicaciones.

-Audio fuera capitán.

-¿Alguna idea de que está pasando? ¿De qué se trata esta vez? ¿Otra anomalía temporal?

-No parece el caso capitán -respondió T'Brell.

-Se han identificado como una nave imperial. ¿A que imperio se refieren? Esa parece una nave de la federación.

-Creo que se de donde han salido esta gente -dijo Norn. No se me ocurre otra explicación.

-Explíquese señor Norn.

-Verá... Fue algo que le sucedió a Kirk y varios tripulantes del Enterprise...

-Capitán -intervino Grant -están cargando armas, nos apuntan.

-Levante los escudos, cargue armas...maniobras evasivas señor Ren.

El JTK viró para evadir el fuego enemigo, pero su joven timonel no pudo evitar que fuera alcanzada una de las barquillas.

-Barquilla de estribor alcanzada capitán, está inoperativa.

-Siga con las maniobras evasivas señor Ren. Señor Grant responda al fuego.

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Habían conseguido coger por sorpresa a la extraña nave. Les habían atacado sin darle tiempo a levantar sus escudos, pero su timonel debía ser muy hábil ya que había conseguido escapar de una catástrofe con tan solo una de sus barquillas warp dañada.

-Responden al fuego capitán -dijo Grant.

El Ares se sacudió ante la respuesta de la otra nave.

-No podemos resistir mucho más este castigo capitán. Ese remolino nos dejo muy dañados. Los escudos han bajado al treinta por ciento.

Mientras la capitán intentaba encontrar una salida a esa peligrosa situación, ambas naves continuaban intercambiando fuego de phaser.

-Timonel, ponga rumbo a esa tormenta de iones.

-¿Capitán?

-Ahí dentro sus sensores no podrán detectarnos comandante. Ganaremos tiempo para hacer reparaciones.

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-Capitán la nave pone rumbo a la tormenta.

-Muy lista. Esa mujer sabe que ahí dentro no podremos detectarlos.

-Sugiero que hagamos lo mismo capitán. Tenemos una barquilla que reparar, amén de otros daños que nos ha infligido.

-Buena idea. Ponga rumbo a esa tormenta señor Ren, pero mantenga la distancia con esa nave.

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-La nave enemiga imita nuestra maniobra capitán.

-Muy astuta. Nos ha copiado la idea. Será una carrera contrarreloj, los primeros que acaben las reparaciones tendrán ventaja en la lucha. Mantenga la alerta roja hasta nuevo aviso señor Grant.

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Capítulo 6

El estado mayor del JTK estaba reunido en la sala de juntas, solo faltaba la teniente Mina, que estaba dirigiendo las reparaciones.

-Todos han leído el informe del comandante Norn sobre los hechos acaecidos en la órbita del planeta Halkan -dijo La Rouge. -Donde Kirk y tres de sus tripulantes fueron transportados a un universo alterno. ¿Creen que es allí donde nos ha transportado esa tormenta de iones?

-Capitán, -intervino T'Brell -he hecho las comprobaciones necesarias para responder a esa pregunta. Nuestra firma quantum coincide con la del universo que nos rodea, no sucede lo mismo con esa nave.

-O sea, que han sido ellos los transportados a nuestro universo.

-Capitán, -dijo Dax -Julián y yo visitamos ese universo durante nuestra estancia en DS9. El Imperio Terrano fue derrotado por una alianza klingon-cardasiana. Todos los terranos eran esclavos de esa alianza. Pero esa nave parece pertenecer a un imperio fuerte y consolidado.

-Tal vez provengan de otro universo alterno, donde ese imperio no fue derrotado o, tal vez, ni tan solo entró en guerra -respondió T'Brell.

-Vengan de donde vengan, no son amigables. No podemos dejarles libres por ahí. ¿Alguna sugerencia de como devolverles a su lugar de origen?

Ninguno pudo responder a esa pregunta, ya que en ese momento la nave sufrió una fuerte sacudida.

-¡Nos atacan -dijo La Rouge -todos a sus puestos!

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-Siga disparando cargas de localización señor Grant -ordenó el comandante Norn. -Debemos localizar esa nave y averiguar quién es esa gente y de donde han salido.

-No han salido de ningún lado. Somos nosotros los que no estamos donde deberíamos.

Todos los presentes se volvieron para observar a la doctora Nangó que acababa de entrar en el puente acompañada de la vulcana T'Brell.

-¿Qué está haciendo en mi puente doctora?

-No hay tiempo de informarle por los canales reglamentarios capitán, lo que ha descubierto T'Brell es importante.

-De acuerdo, a mi despacho, señor Norn, venga con nosotras. Siga con esas cargas teniente.
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-¿Estamos en otro universo?

La Rouge había leído el informe de T'Brell donde había incluido la visita del Kirk alternativo al Enterprise y el caos que estuvo a punto de organizar su influencia sobre el vulcano Spock.

-Nuestra firma quantum no coincide con la de este universo capitán -informó T'Brell.

-Confirmo ese dato -intervino Nangó.

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-Si continúan con estas cargas nos localizaran en menos de quince minutos -informó T'Brell.

-¿Podemos desplazarnos sin que nos detecten? -preguntó Norn.

-Si, si nos desplazamos a impulso.

-Señor Ren -intervino La Rouge. -Llévenos a quinientos kilómetros, impulso máximo.

-A la orden capitán.

-Señor Grant, vamos a responder a ese fuego, prepare cuatro torpedos.

-¿Y a qué disparamos? No sabemos donde está esa nave, nuestros sensores están tan ciegos como los de ellos y no tenemos nada parecido a esas cargas que nos están lanzando.

Grant había analizado las armas que estaban disparando contra ellos. Al explotar dejaban un rastro de partículas que si explotaban cerca de la nave se adherirían a su casco, lo que los haría más detectables.

-Especule su posición por la trayectoria de esas cargas.

-Es fácil decirlo capitán...

-No hace falta acertarles teniente, de momento me conformo con sacudirles un poco.

-Torpedos cargados.

-¡Fuego!

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En el puente de mando del Ares todos acusaron una serie de sacudidas provocadas por la explosión de los torpedos.

-¿Qué ha sido eso?

-Torpedos de fotón capitán. Pero han explotado a varios cientos de kilómetros, están disparando a ciegas. ¿Respondo al ataque?

-No, seguramente han cambiado de posición, no malgaste más cargas teniente. Alto el fuego.

-¿Como puede saber que se han movido?

-Es lo que yo habría hecho. ¿Como va la reparación de los escudos?

-Tardarán unas quince horas en estar plenamente operativos. El resto de daños llevarán algo más de tiempo.

-Lo quiero en la mitad de ese tiempo.

-Hablaré con ingeniería.

-Mientras tanto, hagamos como ellos, si nos movemos les será más difícil saber donde estamos. Señor Flores, llévenos a trescientos kilómetros a estribor, impulso máximo.
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La Rouge estaba en su camarote. Su humor era de perros, esa inactividad la exasperaba pero sin escudos no podía ejecutar ningún movimiento agresivo. El avisador de la entrada la sacó de sus pensamientos.

-Pase.

La puerta se abrió dejando paso a Norn que llevaba una botella en las manos.

-¿Qué haces aquí?

-Son las 22.00.

-¡Ah, claro! Lo olvide, mi mente estaba ocupada con otras cosas.

-Si quieres me voy.

-No, quédate. ¿De qué es la botella?

-Whisky tamariano.

-¿No está prohibido en la flota imperial?

-¿Desde cuando te ha parado eso?

La Rouge sonrió, le arrebató la botella de las manos a su oficial la abrió y empezó a escanciar el líquido en un par de vasos.

-Ponte cómodo.

Norn se quitó la parte superior del uniforme, quedando desnudo de cintura para arriba y se sentó en un sofá.
La Rouge se sentó a su lado, le ofreció uno de los vasos y empezó a acariciarle el pecho con la punta de los dedos.

-¿Tu amante alienígena te ha dejado con fuerzas?

-¿Te he decepcionado alguna vez?

-¿Qué ves en ella?

-Supongo que es el equivalente sexual a un plato exótico.

-Otra vez la analogía culinaria. ¿Como era...? Ella es hasperat y yo paté de canard. ¿Qué eres tú?

-No se...¿Un sibarita?

-Ja ja ja. Vamos a la cama señor sibarita, hoy te vas a empachar.

Norn la agarró por la cintura y la besó.

-Si me empacho, visitaré la enfermería. Ahora desnúdate... lentamente.

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Capítulo 7

La Rouge, Norn y Mina estaban cenando en el comedor del capitán.

-¿Como van las reparaciones, Lars?

-Estarán terminadas antes de que acabemos la cena capitán.

-Bien, buen trabajo...¿Han pensado en algo para mejorar nuestra situación? Sinceramente, no me apetece pasarme varios días en esta nube de iones.

-A nadie le apetece. Supongo que a ellos tampoco. Nuestros sensores son inoperativos dentro de esta nube, pero los sistemas de comunicación funcionan. ¿Y si intentamos comunicarnos con ellos? Tal vez podamos parar este enfrentamiento -dijo Norn.

-No parecen muy propensos a hablar comandante.

-En estos momentos ya sabrán lo que les ha pasado, puede que estén asustados, si les ofrecemos nuestra ayuda para volver a casa...

-Eso sería ideal. Pero tratándose de quién se trata prefiero empezar las negociaciones desde una posición ventajosa. Esa nave parecía dañada, quiero que hagan todo lo posible por localizarla antes de que alcance todo su potencial.

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La Rouge y Norn estaban en la cama. La capitán estaba más relajada después de hacer el amor con su primer oficial. Observó al hombre, que permanecía en silencio con la vista fija en el techo.

-¿En qué piensas?

-En nuestra situación actual.

-¿Alguna idea?

-No te gustará.

-Deja que yo decida eso. ¿Qué has pensado?

-Estamos en un universo extraño, no pertenecemos a aquí. ¿Como sobreviviremos? Aunque derrotemos a nuestros homólogos, tendremos a toda esa federación, que debe ser tan poderosa como nuestro imperio, en contra nuestra. Creo que lo mejor que podemos hacer es cesar las hostilidades y pedir ayuda a esa nave. Tal vez entre ambos encontremos una forma de devolvernos a nuestro universo.

-¿Pactar con el enemigo? Eso va contra las leyes del imperio.

-No hay ningún Imperio Terrano aquí.

-Pero esta nave se rige por las leyes de ese imperio. No pactamos.

-Deberíamos olvidarnos de las normas, por una vez. Es una situación excepcional.

-Olvídalo. Ahora déjame, quiero descansar.

Norn se vistió y salió de la habitación de la capitán. Antes de llegar a la suya propia ya había empezado a elaborar un plan.

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La computadora de la nave emitió una leve alarma para despertar a la capitán La Rouge.

-Silencio.

La computadora cesó la alarma al recibir la orden verbal. La Rouge se vistió, y pidió a su replicador una taza de café amargo. Bebió el oscuro brebaje y se dirigió a la salida. Al abrir la puerta se encontró con dos guardias de seguridad armados que le impedían abandonar la habitación.

-¿Qué significa esto?

-Lo siento señora. Tengo órdenes de retenerla en su habitación.

-¿Quien ha dado esa orden?

-El capitán Norn.

-¿Capitán? Yo soy el capitán del Ares.

-Ya no. El capitán Norn la ha destituido y ha ocupado su puesto.

-¿Con qué autoridad?

-El capitán vendrá a verla mas tarde para explicárselo el mismo. Por favor vuelva a su camarote.

La Rouge buscó su phaser por todo el camarote para poder salir de allí a la fuerza, pero este había desaparecido.
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-Grant, le agradezco su apoyo en esto. Esta es una situación extraordinaria y requiere una respuesta extraordinaria, esa cabezota se niega a aceptarlo, me he visto obligado a destituirla.

-Lo comprendo capitán. Y coincido en que, de modo excepcional, debemos llegar a un entendimiento con el enemigo.

-Bien, si volvemos a casa y la Flota Imperial me ratifica como capitán, le nombraré primer oficial.

-Gracias señor. ¡Larga vida al Imperio!

-Larga vida al Imperio.

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Norn entró en el puente acompañado de Grant y se sentó en el sillón de mando.

-Alférez, abra los comunicadores internos, que todos en la nave escuchen mis palabras.

-Cuando quiera señor.

-Al habla el capitán Laurence Norn. Por su mala gestión de la situación en la que nos encontramos debido a su ineptitud, me he visto obligado por las leyes de la Flota Imperial, a destituir a la anterior capitán, Esther La Rouge y a ocupar su lugar al mando de esta nave. Eso es todo. ¡Larga vida al imperio!
Hizo un gesto al oficial para que cerrara los comunicadores.

-Tengo un asunto por terminar. Tiene el mando señor Grant -añadió antes de abandonar el puente.

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Norn entró en el camarote de La Rouge sin avisar. Cuando esta le vio saltó hacia él con un cuchillo en la mano.

-¡Maldito traidor, voy a matarte!

Norn detuvo el ataque y agarrando fuertemente su muñeca, obligó a La Rouge a soltar el arma. Después, con el dorso de la mano, le asestó un fuerte golpe que la obligó a recular unos pasos.

La Rouge se paso la mano por el labio partido para limpiarse la sangre.

-Si tanto quieres mi puesto, ¿porqué me mantienes con vida?

-Porque quería tener el placer de matarte yo mismo.

Norn saco un phaser, lo graduó en su máxima potencia y disparó a La Rouge desintegrándola en el acto.

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Capítulo 8

La Rouge estaba en su sillón de mando leyendo un informe cuando el oficial de comunicaciones anunció:

-Capitán, nos llaman, es esa nave.

-En pantalla.

En la pantalla apareció la imagen del Norn alternativo.

-Soy el capitán Laurence Norn de la nave estelar imperial Ares.

-Soy la capitán Esther La Rouge de la nave estelar de la Federación, James T. Kirk. ¿Capitán? ¿Qué ha pasado con su La Rouge?

-Ha sido...destituida. Capitán solicito el cese de hostilidades. Le ruego que me permita subir a bordo de su nave para iniciar negociaciones.

-¿Qué tipo de negociaciones?

-Solicitamos su ayuda para volver a casa. Cualquier cosa que podamos ofrecerle a cambio sera suya.

-Si les ayudamos será desinteresadamente.

-Gracias. Sugiero que saquemos nuestras naves de este infierno de iones capitán.

-Antes tengo que consultar con mi estado mayor.

-Lo comprendo. Estaré esperando su llamada.

Norn cortó la comunicación. La Rouge miró a su comandante.

-¿Qué opina?

-Creo que podemos fiarnos.

-¿Qué le hace estar tan seguro?

-Alternativo o no, es Norn. Reconozco esa expresión en los ojos que se ha mantenido inmutable en ocho rostros distintos, incluyendo el mio. No miente.

-Convoque una reunión de emergencia quiero oír la opinión de los otros oficiales.

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-Señores, he decidido darles nuestra ayuda a esa gente, se que son peligrosos, precisamente por eso tenemos que librarnos de ellos de la mejor manera. ¿Alguna idea de como devolverles a su universo?

-Solo se me ocurre una forma de hacerlo capitán -dijo T'Brell. -Recreando la situación que les trajo aquí.

-¿Y cual es esa situación?

-Tendremos que preguntarles a ellos para estar seguros, pero seguramente tendrá que ver con ese remolino de iones que nos encontramos. En el viaje de Kirk también estuvo involucrada una tormenta de iones.

-¿Y como piensa recrear ese remolino?

-No lo se capitán... aún.

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Norn estaba en su despacho, bebiendo de la botella de brandy sauriano que perteneció a La Rouge cuando recibió un aviso.

-Capitán, nos llaman, es el JTK.

-Voy para allá.

Cuando entró en el puente la capitán La Rouge del JTK estaba en la pantalla principal.

-Capitán La Rouge ¿Que han decidido?

-Les ayudaremos a volver a casa capitán. Si es posible. Saquemos nuestras naves de aquí y encontrémonos en espacio abierto.

-Gracias capitán.

Norn cortó la comunicación.

-Ya la ha oído señor Flores. Sáquenos de aquí.

El timonel maniobro para ejecutar la orden y poco después el Ares abandonaba la nube de iones.

-Capitán, el JTK también abandona la nube. Se mantienen a unos doscientos kilómetros de distancia.

-Llámenles.

En la pantalla volvió a aparecer La Rouge. Norn odiaba tener que tratar con ella, le recordaba demasiado a su propia La Rouge. Pero sería amable y amigable con ella. Tal vez era su única oportunidad de volver a casa, así que nada de trampas ni engaños esta vez.

-Capitán Norn, le invito a visitar el JTK, traiga un equipo, trabajarán con mi gente para buscar una solución a su problema.

-Gracias capitán. Reuniré a ese equipo, estaremos listos en una hora.

-Hasta entonces capitán Norn.

La Rouge cerró la comunicación en ese momento. Y Norn empezó a escoger mentalmente a los integrantes de ese equipo.

--------------

La Rouge y Norn acudieron al hangar 3 a recibir la lanzadera del Ares. En ella viajaban Norn, el doctor Méndez y T'Brell expertos en física y el teniente René y la bajorana Mina Lars de ingeniería. Estos dos últimos intentarían encontrar, con ayuda de sus homólogos del JTK, una forma de proteger los motores warp del Ares del remolino de iones.

-Bienvenidos, creo que sobran las presentaciones, de algún modo ya nos conocemos.

-Por aquí capitán Norn, hablaremos en mi despacho si le parece bien.

-Naturalmente.

-Comandante, acompañe a nuestros invitados a conocer a sus homólogos del JTK.

-Si capitán, siganme por favor.

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Norn acompañó a Méndez y T'Brell hasta el laboratorio de ciencias donde les esperaba la T'Brell del JTK con su equipo. Después acompañó a René y Mina a ingeniería. Finalmente fue a reunirse con Grant.

-¿Como va todo ahí fuera Adam?

-Sus escudos están bajados y sus armas descargadas. Parece que su homólogo cumple con su palabra comandante.

-Eso esperaba. De todas formas no pierda de vista esa nave e infórmeme de cualquier novedad.

-Si, señor.

Hecho esto volvió al hangar 3 e inspeccionó la lanzadera visitante. No halló ningún rastro de armas ocultas.

Satisfecho volvió al puente de mando, llamó al despacho de la capitán y entró al recibir permiso.
La Rouge estaba conversando con el capitán Norn.

-Capitán, los visitantes ya están trabajando codo con codo con nuestra gente.

-Gracias comandante. Hágase cargo del puente.

-Bien capitán.

Antes de abandonar el despacho miró a su homólogo a los ojos. Vio muchas cosas en esos ojos. Vio la clase de hombre que era ese Laurence Norn, pero también vio que sería honesto con ellos. Esperó que él también viera en los suyos de lo que sería capaz si intentaba engañarles.

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Capítulo 9

Las dos Mina Lars coincidieron en la misma consola.

-Es extraño estar trabajando con usted -dijo la Lars alternativa.

-Es verdad, resulta un poco raro.

-¿Es cierto que está usted casada con el comandante Norn?

-Asi es. ¿Ustedes no...?

-Soy su amante, pero las leyes del imperio impiden que nos casemos. De todas formas no creo que esté interesado en mi, solo soy otra de sus conquistas.

-¿Y usted lo consiente?

-Es la ley. Como alienígena debo someterme a sus caprichos...

-Ya veo.

-¿Y es cierto que es usted el jefe de ingenieros de su nave?

-Asi es. ¿No sucede lo mismo en su nave?

-En mi realidad, los no terranos no podemos acceder a ningún puesto de mando, somos poco más que esclavos.

-Deberían intentar cambiar esa situación, son ustedes seres sensibles y, como tales, deberían tener los mismos derechos.

-¿Como? Los terranos tienen el poder y las armas.

-Y los no terranos son mayores en número.

-No es tan fácil.

-Nunca dije que lo fuera. Pero usted y T´Brell son inteligentes y conocen bien la flota imperial. Creo que están más que capacitadas para iniciar y liderar una rebelión.

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Tres días más tarde las dos T'Brell se presentaron en el despacho de la capitán La Rouge. Era una extraña impresión la que se experimentaba al verlas juntas. Si no fuera por el uniforme de la flota estelar, La Rouge no habría sabido cual de las dos era su T'Brell.

-Tenemos la forma de crear uno de esos remolinos capitán.

-¿Cómo piensan hacerlo?

-Modificaremos el deflector del JTK para que emita un rayo déltaron, eso excitara los iones provocando el remolino.

-¿Es seguro?

-Afirmativo, podremos regular la potencia del rayo y aumentarla lentamente hasta que el remolino de iones alcance la potencia que tenía el que nos encontramos hace días.

-¿Y si el Ares se expone a ese remolino volverá a su universo?

-No podemos estar seguros capitán -intervino la T'Brell del Ares. Pero la tripulación está dispuesta a asumir el riesgo.

-Bien, informen al capitán del Ares.

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-¿Esta usted casada con Grant? ¿Como puede unirse voluntariamente a ese hombre?

-No se como será su Adam Grant, T'Brell, pero el mio es un buen hombre y un buen padre para nuestra hija.

´-¿Hija?

-Si, tenemos una hija, Alicia, ahora tiene tres meses.

-Realmente en este universo las cosas son muy diferentes.

Las dos vulcanas estaban en el comedor de JTK teniendo esta conversación cuando hizo su entrada Adam Grant. Este se acercó a su esposa y fue a darle un beso pero se detuvo en el último momento.

-Espera, ¿eres realmente tú?

T'Brell sonrió, lo que convenció a Grant de que efectivamente era su esposa. Grant la besó finalmente y ante el asombro de la otra T'Brell, ella respondió apasionadamente a ese beso.

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Los dos Norn estaban en Nivel-10, el bar.

-Puedo comprender que en su universo las cosas son muy distintas capitán y que no tengo derecho a criticar sus costumbres. Pero una parte de usted, la parte de Norn, no es terrana. ¿Como puede tratar de esa forma a Lars?

-No se confunda comandante, la trato lo mejor que puedo, pero tengo una posición y...

-¿Posición? Yo renunciaría a cualquier cargo por “mi Lars”.

-Pero aquí nadie critica su unión. En el lugar de donde vengo se consideraría un crimen. Incluso la capitán La Rouge me amenazó con matarnos a ambos.

-Si, ya veo que no lo tienen fácil. Respóndame una pregunta. ¿Usted la quiere?

-Creo que he intentado engañarme a mi mismo diciéndome lo contrario, pero la verdad es que si, la amo.

-Entonces encontrará el modo de estar con ella.

--------------

La Rouge entró en ingeniería para ver lo que habían ideado las dos Lars. Pues era evidente que el tal René no llegaba al nivel de las dos bajoranas.

-¿Qué querían mostrarme?

La Mina del JTK se adelantó.

-Creo que podremos proteger los motores del Ares capitán. ¿Recuerda el intensificador de escudos en el que trabajó Laurence(1)?

-Si, lo recuerdo.

-A mi contrapartida se le ocurrió modificarlo para intensificar el flujo de antimateria de las barquillas haciéndolas más resistentes al bombardeo de iones.

-Muy ingenioso. ¿Funciona?

-Hemos hecho varias simulaciones, funciona capitán.

-Lars- dijo la capitán dirigiéndose a la bajorana del otro universo - ¿Le importaría dejarme hablar un momento a solas con mi ingeniero?

-Naturalmente capitán respondió ella haciéndose a un lado

-Mina, no podemos darles ese aparato. Si se llevan tecnología pueden alterar el otro universo.

-No se preocupe capitán, el dispositivo se desintegra a los diez minutos. No es mucho tiempo, pero lo suficiente para que sus bobinas resistan todo el proceso.

-Entonces, ya pueden informar al capitán del Ares.

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-Capitán La Rouge, ya no se como agradecerle su ayuda. Nosotros empezamos atacándoles y ustedes se desviven por ayudarnos

-La verdad Norn, es que también actuamos en interés nuestro. Una estancia prolongada de ustedes podría alterar nuestro universo.

-Eso no es escusa para no agradecerles.

-Debo volver a mi nave. El deber me reclama.

-Claro, espero brindar con usted antes de que nos separemos.

-Lo haremos capitán. Hasta luego.

Cuando La Rouge abandono el despacho de Norn, Grant entró por la puerta trasera.

-¿Lo has encontrado?

´-Si capitán -respondió Grant mostrando un localizador en miniatura. -Lo escondió muy hábilmente.

Norn cogió el localizador y lo hizo bailar sobre la mesa como si fuera una moneda. Sonrió, no podía culpar a La Rouge, él hubiera hecho lo mismo. Si el plan de los científicos no funcionaba y se quedaban en este universo, La Rouge quería tenerles localizados.

-¿Lo destruyo capitán?

-No, dejemos que La Rouge mantenga su sensación de seguridad. Si no podemos pasar al otro lado del espejo siempre estamos a tiempo de destruirlo.

-Como quiera capitán.

(1) Ver: Serpientes en el Paraíso.

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Capítulo 10

-Estamos listos capitán La Rouge

La Rouge estaba en el puente, en la pantalla principal se encontraba el capitán Norn que acababa de pronunciar esas palabras.

-Bien. T'Brell puede empezar cuando quiera.

-Iniciando el rayo déltaron.

Del deflector del JTK partió un rayo de luz verde que se dirigió al interior de la nube de iones.

-Aumentando el flujo -continuó T'Brell. -Empieza a formarse el remolino...

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-Atención ingeniería -dijo Norn. -Activen el intensificador de flujo antimateria. ¿Como va ese remolino?

-Aún no ha alcanzado la intensidad esperada capitán.

-Capitán La Rouge. ¿Tienen algún problema sus ingenieros?

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-Negativo capitán Norn. Solo requieren un poco más de tiempo.

-Dígales que se preparen capitán, es cuestión de un par de minutos.

En la pantalla, La Rouge pudo ver que Norn había oído a T'Brell y ya estaba dando las ordenes a su gente.

-¡Ahora!

-Adiós capitán La Rouge. Una vez más, gracias.

El JTK dejó de emitir el rayo verde y el Ares se introdujo en la nube de iones. Segundos después, los sensores del JTK dejaron de detectarlo.

-¿Cree que lo conseguirán?

-Eso espero comandante. No podían quedarse aquí.

-Supongo que solo queda esperar, y ver que pasa.

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El Ares fue nuevamente sacudido por el remolino iónico. Esta vez, los tripulantes estaban preparados y firmemente sujetos a sus puestos de batalla por lo que no hubo que lamentar daños personales. Cuando todo pasó, Norn se puso en pie.

-Ingeniería, informen.

-Las bobinas han resistido capitán. Daños menores en otras secciones, pero estamos de una pieza.

-Departamento científico, ¿Estamos donde debemos?

-Un minuto capitán, T'Brell está comprobándolo...¡Nuestra firma quantum coincide con la del resto del universo! ¡Estamos en casa!

Toda la tripulación estalló en vítores y gritos de alegría.

-Timonel, ponga rumbo a La Tierra, warp máximo. Teniente Grant, tome el mando.

Norn abandonó el puente a grandes zancadas, poco después entraba en ingeniería. Se acercó a Mina Lars y la abrazó.

-¿Estas bien?

-Estoy bien comandante, gracias.

-Se que no me he portado bien contigo, pero eso va a cambiar. ¿Quieres casarte conmigo?

-Sabes que eso es imposible.

-No, no lo es, alguien me ha hecho ver hace poco que nada es imposible si amas a otra persona.

-¿Tú me amas?...No, es una locura, jamás permitirán esta unión.

-Huiremos...a Bajor...o a Orión si es preciso. Estoy dispuesto a renunciar a la flota por ti. ¿Qué me dices?

-¿De verdad lo harías? ¿No será esta otra de tus crueles bromas?

-Lo haré si me aceptas. Piénsalo.

La besó con fuerza, con auténtica pasión y Mina Lars supo que él hablaba en serio.

-Si, acepto.

-Bien, de momento tendremos que seguir actuando como siempre. Prepararé nuestra fuga, pero llevará tiempo. ¿Esperarás?

-Esperaré.

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El JTK llevaba 12 horas esperando en el borde de la nube de iones.

-Supongo que lo habrán conseguido.

-Eso espero capitán -respondió Norn.

-Bien, tenemos una misión que cumplir y ya nos hemos retrasado demasiado.

-Néstor debe estar impaciente. ¿Nos vamos capitán?

-Si, creo que ya es hora.

Norn se levantó y se situó tras el asiento del timonel.

-Señor Ren, introduzca las coordenadas del cúmulo estelar del sistema Jelión.

-Coordenadas fijadas señor.

Norn se giró hacia la capitán. Ella hizo un gesto afirmativo a su primer oficial y dijo:

-Adelante señor Ren, warp 7

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Norn estaba descansando en su camarote cuando entró Grant acompañado de dos hombres de seguridad. Llevaba un phaser en la mano.

-¿Qué significa esto?

-Acabo de recibir este comunicado de comandancia de la flota en respuesta a mi informe .

-¿Y qué dice?

-Que no están satisfechos con los motivos alegados por usted para justificar el asesinato de la capitán La Rouge ni con su decisión de pactar con el JTK. Se me conmina a ajusticarlo y a ocupar su puesto.

-Muy astuto, Grant. De teniente a capitán de un solo salto.

-No es nada personal capitán.

-Se equivoca. Siempre es personal.

-¡Larga vida al imperio! -exclamó Grant mientras apretaba el gatillo de su phaser.

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Dos días después, Lars entró en el comedor hizo su pedido al replicador y se acerco a una de las mesas que estaba ocupada tan solo por la vulcana T´Brell.

-¿Puedo sentarme?

-Adelante.

-Digame. ¿Conoció a su contrapartida?

-En efecto.

-¿Y como ha ido?

-La encontré... muy emocional.

-Tal vez usted también debería ser más emocional.

-¿Como dice?

-¿Ha oido como viven los no terranos en su universo?

-Tienen mejor suerte que nosotras.

-¿No le dan envidia?

-La envidia es una emoción.

-¡Vamos T'Brell! Deberíamos hacer algo para igualarnos a ellos.

-¿Una rebelión?... ¿Está loca?

-Tal vez lo esté. Pero prefiero morir intentándolo que seguir viviendo de este modo. ¿No le gustaría poder librarse del acoso de Grant?

T'Brell permaneció en silencio un par de minutos. Lars casi podía ver como trabajaba su mente barajando probabilidades. Finalmente se decidió.

-Con el estado mayor de la nave prácticamente desintegrado, si pudiésemos deshacernos de los oficiales de puente tendríamos una pequeña oportunidad de apoderarnos del Ares.

-¡Ese es el espíritu T'Brell! Solo necesitamos algo de fuerza bruta y sabemos donde encontrarla.

-Aún tengo serias dudas sobre esto.

-Al diablo las dudas. ¿Quiere seguir así toda la vida?

Epílogo

Lars y T'Brell recorrieron un pasillo poco transitado del Ares, llamaron a una puerta y poco después les abrió un nausicano.

-¿Qué quereis?

-¿Eres Beratis, el lider de los comandos nausicanos? -preguntó Lars.

-Yo soy Beratis.

-Tenemos una propuesta que haceros, a ti y a los tuyos.
FIN

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