STAR TREK - JTK

Star Trek-JTK narra las aventuras de la nave de la Federación de Planetas Unidos -USS James T. Kirk-.

La acción se inicia unos tres años después de los hechos narrados en DS9.

viernes, 23 de noviembre de 2018

STAR TREK - JTK XII // LA TRAMPA


PRÓLOGO

Atravesando el hiperespacio, al borde del territorio de la Federación Unida de Planetas, la nave interestelar USS Crazy Horse - C parecía un estilizado pez plateado surcando el frio y oscuro mar de las estrellas.
El Crazy Horse era una nave tipo Akira y sus principales características eran:

USS Crazy Horse - C

Clase Akira

Nº de Registro
NCC 82497

Medidas:
Largo: 464.43 metros
Ancho: 316.67 metros
Alto: 87.43 metros
Cubiertas: 19

Masa: 3.055.000 toneladas métricas

Tripulación: 500 / 4500 (límite de evacuación)

Propulsión:
Motor warp.
Motores de impulso.
Armamento:
3 Bancos de Phasers Tipo X
15 Lanzadores de torpedos de fotones




Defensas:
Sistema de escudos.
Escudos a 1.876.500 Terajoules
Casco Doble de Duranium y Tritanium Estándar de 5,4 cm de espesor
Campo de Integridad Estructural Estándar.


Su estado mayor estaba compuesto por:

Capitán Glem (Andoriano)

Comandante Victoria Ramírez (Primer oficial) (Humana)

Tte-Comandante John Twoyoungmen (Segundo oficial y Jefe de Seguridad) (Humano)

Dra. Niara Nangó, exobióloga (Jefe del Departamento de Ciencias) (Humana)

Dra. Lenara Tarel (Jefe médico) (Trill, no unida)

Consejero Horam (Bencita)
Teniente Boren (Jefe de ingenieros) (Vulcano)


El capitán Glem, estaba en su despacho, tomando un pequeño descanso en sus funciones mientras contemplaba, a través de la escotilla, las lineas cinéticas en que se convertían las estrellas al observarlas desde el hiperespacio. Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando su comunicador emitió una señal sonora. Lo activó golpeando levemente el emblema de su pecho.
-Glem.

-Capitán, -la bien modulada voz de la comandante Ramírez sonó a través del comunicador -tiene una llamada de comandancia.

-Pásemela aquí.

Glem activo la pantalla de su mesa y un rostro conocido apareció en la misma.

-¡Almirante Nakamura! ¿Cómo está, señor?

-Bien, gracias capitán. ¿Cómo le va en el Crazy Horse?

-Es una nave magnífica, señor. Con una magnífica tripulación.

-Bien, bien...vayamos al grano, Glem. Se trata del JTK. Puede que estén en problemas.

-¿El JTK? ¿Qué ha sucedido?

-Nadie lo sabe. Perdimos todo contacto con la nave desde hace algo más de dos días. Estas son sus últimas coordenadas conocidas. -Una serie de dígitos apareció en la parte baja de la pantalla. -Debe dirigirse allí y averiguar que ha pasado con ellos.

-Partimos de inmediato, señor.

-Vaya con cuidado, Glem. No sea que les suceda lo que sea que les ha sucedido a ellos.

-Lo tendré, señor.

-Manténgame informado.

La imagen de Nakamura desapareció y Glem apagó el monitor.

-Glem a Ramírez.

-¿Capitán?

-Le envío unas coordenadas. Ponga rumbo a ellas, warp 7.

-A sus órdenes.

Glem se levantó de su silla y se acercó nuevamente a la escotilla. ¿Qué le habría pasado al JTK? Esperaba que nada malo, tenía muchos amigos en esa nave.





Capítulo 1

Horas más tarde, la comandante Ramírez, estaba al mando del puente mientras la nave se dirigía a las coordenadas donde había desaparecido el JTK. Estaba preocupada por el capitán. Sabía que Glem había servido como primer oficial en esa nave antes de asumir el mando del Crazy Horse y ahora se le veía angustiado por desconocer la suerte de sus amigos.

-Sr. Flores, ¿tiempo de llegada a las coordenadas marcadas?

-Treinta y siete minutos, comandante -respondió el joven timonel.

-Bien -dijo mientras se levantaba y dirigiéndose al jefe de seguridad añadió -Teniente, tome el mando mientras voy a informar al capitán.

Cuando entró en el despacho se encontró a Glem enfrascado en la lectura de un informe en su monitor.

-Ah, Victoria, venga a ver esto. Parece que el JTK no es la primera nave que desaparece en ese sector poco explorado. A parte de numerosas naves comerciales de diversos mundos, tenemos una nave exploradora de la Federación, tres destructores klingon, dos aves de presa romulanos, ... Un total de doscientas veinticuatro naves de todo el cuadrante Alfa y del Beta, eso solo las registradas. A saber a cuantas más les habrá pasado lo mismo.

La primer oficial se acercó para poder ver el monitor.

-Si, ahora que veo este informe recuerdo haber oído algo sobre esa zona. Al parecer, es una especie de triángulo de las Bermudas espacial.

-¿Triángulo de las Bermudas?

-Era una zona de la Tierra donde habían desaparecido gran cantidad de naves marítimas y aéreas sin dejar rastro. Fue un misterio durante siglos, hasta que a mitad del siglo XXI se descubrió que se trataba de una anomalía magnética.

-Comprendo. ¿Cree que se trata de algo parecido?

-Podría ser. Nunca se sabe. Pero esperemos a llegar allí para formarnos una opinión.

-De acuerdo, pero creo que sería más prudente salir de warp a cierta distancia. ¿Pongamos un año luz?

-Bien, informaré a nuestro timonel. Por cierto, solo falta media hora para llegar.

-De acuerdo, estaré en el puente para entonces, puede retirarse comandante.

Victoria se encaminó a la salida, pero antes de abandonar la sala se volvió hacia Glem.

-Capitán...¿se encuentra bien, señor?

-No se preocupe Victoria, estoy bien, es solo que esa gente son mis amigos...estoy preocupado por ellos.

-Estoy segura de que estarán bien, señor. La Rouge es una excelente capitán y sabrá sobrellevar cualquier dificultad.

-Lo se, gracias comandante.

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Treinta minutos más tarde el capitán Glem estaba en el puente, sentado en el sillón de mando. A su derecha se hallaba su primer oficial, la comandante Ramirez y a su izquierda estaba el consejero Horam.

Horam observaba disimuladamente a su capitán. Hacía un par de horas, la comandante le había pedido que lo hiciera, se la veía preocupada por el andoriano. Glem estaba sentado en una postura aparentemente relajada, pero el bencita era un buen observador, el lenguaje corporal de Glem delataba su intranquilidad. Los andorianos son una raza impulsiva, en otras circunstancias el capitán estaría dando vueltas por el puente con sus largas zancadas, pero en esta ocasión estaba haciendo verdaderos esfuerzos para aparentar una tranquilidad que, evidentemente, no sentía. Horam no sabía que pensar de este comportamiento, aún, tendría que seguir observando.

-Capitán, salimos de warp. Nos encontramos a un año luz de distancia a las últimas coordenadas conocidas del JTK -dijo el teniente Flores.

Fernando Flores, primer timonel del Crazy Horse, también había servido a bordo del JTK antes de ser requerido por Glem para ocupar el timón. También él tenía muchos amigos en esa nave y, al igual que le sucedía al capitán, su preocupación era mucho mayor que la del resto de tripulantes.

-Bien. Alférez Sorla, -ordenó Glem a la joven vulcana que ocupaba la consola de sensores -haga un escaneo de la zona en busca de anomalías.

Glem se levantó y empezó a caminar de uno a otro lado del puente con las manos enlazadas a la espalda. Horam sonrió para si, por fin el capitán empezaba a comportarse como un andoriano.

-Teniente Twoyoungmen, -añadió Glem – haga un barrido por la zona, intente localizar al JTK. Paro total, mantendremos la distancia hasta que tengamos una idea clara de lo que podemos encontrarnos. Comandante, el puente es suyo, estaré en mi despacho.

Cuando el capitán desapareció tras la puerta, Ramírez se acercó a Horam.

-¿Y bien, consejero. Cuales son sus conclusiones?

-Yo no me preocuparía, comandante. El capitán solo está ligeramente alterado, cosa normal teniendo en cuenta que conoce personalmente a casi todos los tripulantes del JTK. De todas formas lo mantendré bajo observación durante unos días.

-Manténgame informada.

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La capitán La Rouge estaba reunida con su estado mayor en la sala de juntas del JTK. Los rostros de los oficiales, así como el de la capitán, reflejaban el cansancio de tres días sin apenas descansar. Cada uno de ellos, en su campo, se esforzaban al máximo por encontrar una solución al problema al que se enfrentaban.

-Espero que me den buenas noticias señores. Usted primero señor Grant.

Adam Grant carraspeó antes de hablar. Siempre se había sentido incómodo cuando tenía que hablar en público y estos informes a viva voz delante de sus compañeros oficiales le ponían francamente nervioso.

-Ya saben que nuestros intentos para destruir esa cosa han sido inútiles. Absorbe la energía de los phasers y de la explosión de los torpedos, así que he escaneado las naves más cercanas a la nuestra y, como suele decirse capitán, tengo buenas y malas noticias. Las buenas son que todas esas naves están en perfecto estado operativo. Sino fuera por las extrañas propiedades de este lugar, podríamos ponerlas en marcha sin problemas a pesar de que muchas de ellas llevan mucho tiempo aquí. El único problema que tienen es que todas ellas están operando al mínimo.

-Como le sucede al JTK -respondió La Rouge. -Si intentamos ponernos en marcha o aumentar el consumo de energía, ese trasto empieza a drenarnos. ¿Cuales son las malas noticias?

-No he detectado ningún signo de vida en ninguna de ellas.

-Mal asunto. ¿Algo más?

-Sigo intentando encontrar alguna forma de destruir o inutilizar esa cosa, capitán, pero aún no he conseguido resultados. Tampoco he logrado enviar un mensaje al exterior de esta zona.

-Siga con ello teniente. ¿Doctor?

-Ningún incidente grave, capitán. Excepto por el aumento de casos de depresión, pero de eso le podrá informar mejor la consejera.

-¿Consejera?

-Es cierto capitán, los casos de depresión han aumentado, pero de momento no he detectado nada grave, aunque he tenido que tramitar dos bajas del servicio por esa razón. La tripulación aún aguantará unos días, pero no demasiados si seguimos a este ritmo.

La Rouge se cubrió los ojos con una mano y emitió un suspiro de disgusto. Meneó la cabeza de un lado a otro y levantó la vista.

-¿Teniente Mina?

-En ingeniería hemos trabajado sin descanso, capitán. Hemos cambiado la configuración de los motores de varias formas pero sin resultado. Cada vez que intentamos aumentar la potencia ese trasto absorbe nuestra energía.

-Está bien teniente, sigan con ello. ¿Comandante Dela?

La vulcana arqueó una ceja. Algunas veces aún le chocaba oírse llamar por su nuevo nombre, aunque había sido decisión suya. El prefijo T' identifica a una mujer que está prometida en matrimonio. Ella ya era una mujer casada y con una hija, había seguido usando el nombre T'Brell por costumbre, pero hacía poco había decidido seguir la tradición y escoger un nuevo nombre que la definiera como casada.

-El artefacto sigue resistiéndose a cualquier tipo de sondeo, capitán -dijo. Seguimos trabajando en ello.

-¿Quiere añadir algo comandante? ¿Alguna de sus inesperadas ocurrencias?

-Lamento decir que no se me ocurre nada, de momento -respondió Norn. -He intentado ayudar en todo lo que he podido en todas las secciones, pero creo que más que ayudar, lo que he hecho ha sido estorbar. De todas formas quiero sugerir que todos descansen un poco más y procuren que todos sus subordinados lo hagan. No hay más que ver los rostros de cansancio en esta junta, de nada nos serviría una tripulación agotada si aparecen más problemas.

-Apoyo esa sugerencia, capitán -dijo el Dr. Bashir.

-Yo también la apoyo, así que ya saben. ¿Alguien quiere añadir algo? ¿No? Entonces pueden retirarse, nos reuniremos de nuevo en 24 horas.





Capítulo 2

-Capitán, hemos localizado al JTK -anunció la comandante Ramirez por el comunicador.

Glem estaba repasando los escasos informes sobre la zona desconocida donde había desaparecido el JTK. Reportajes de informativos de diversos mundos en los que cada periodista sacaba sus propias conclusiones. No eran nada concluyentes.

-Gracias comandante, voy inmediatamente.

Cuando entró en el puente, Ramirez se levantó para informarle.

-El JTK está detenido a 1,5 años luz de distancia de nuestra posición. Sus niveles de energía parecen estar al mínimo. No responden a nuestras llamadas.

-¿Signos vitales?

-Es difícil de decir. Parece que siguen vivos, pero por alguna extraña razón, todas las lecturas llegan distorsionadas.

-¿Algo de esas naves que, según parece, desaparecieron en la zona?

-Hemos localizado cuatro naves más, una de ellas es un viejo carguero andoriano. Las otras tres no hemos podido identificarlas a causa de la distorsión. Es curioso, pero todas ellas parece que mantienen un nivel bajo de energía. No hemos detectado signos de vida.

Glem se sentó en la silla de mando.

-Sigan barriendo la zona con los sensores y hagan todo lo posible por contactar con el JTK.

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La Rouge estaba en la cama, intentando descansar un poco, pero no conseguía dormir. Una y otra vez venían a su mente los recuerdos de los pasados tres días.

Llevaban casi una semana cartografiando esa zona apenas explorada por encontrarse muy cerca de la zona neutral romulana, cuando la teniente-comandante Dela anunció...

-Se ha detectado una pérdida de energía del 2%

La Rouge pulsó su comunicador.

-Teniente Mina, ¿todo bien por ingeniería?

-Estoy comprobando esa fuga, capitán.

-La pérdida de energía ha aumentado al 5%.

-Alerta amarilla -ordenó la capitán. -Sr. Nog, 180º, impulso total.

-Los reactores no responden capitán.

-Inténtelo de nuevo.

-No responden.

Norn pulsó su comunicador.

-Tte. Mina, necesitamos más energía.

Mina Lars iba de un lado a otro de la sala de motores comprobando las lecturas de los monitores.

-Relación de la mezcla materia - antimateria en el punto óptimo... la secuencia de reacción corresponde a las normas especificadas...plasma magnético transferido a los generadores de potencia según programa establecido... ¡Comandante, no entiendo lo que ocurre!

-La pérdida energética esta ahora en el 12% -anunció Dela.

La Rouge se puso en pie.

-¡Alerta roja!

-Se debe reducir la potencia antes de que se queme la cámara de reacción -dijo Mina Lars a través del comunicador.

-Paro total.

-Capitán, debería ver esto -dijo Grant.

En la pantalla principal apareció el panorama que les rodeaba. Decenas de naves de varios mundos flotaban inertes junto al JTK..

-Todas esas naves...¿Están como nosotros?

-Así parece, y eso no es todo capitán, también he encontrado esto.

En la pantalla apareció un artefacto de extraño diseño.

-¿Y ese trasto...?

-Creo capitán, que es el origen de nuestro problema.

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Mas tarde, el estado mayor estaba reunido en la sala de juntas. Mina estaba exponiendo el problema.

-...Pese a que los reactores funcionan, las reservas de energía se agotarán si seguimos luchando contra...lo que sea eso.

-¿Y aún no tiene una explicación para esa pérdida de energía?

-Estamos en ello, capitán.

-Podríamos visitar ese ave de presa romulano cercano a nosotros -sugirió Norn. -Tal vez encontremos alguna pista de lo que está pasando.

-A ellos no parece haberles ido mejor que a nosotros.

-Pero debieron pasar algún tiempo aquí, tal vez descubrieron el origen de ese artefacto o alguna idea de como actúa. Tal vez descubrieron las causas pero no tenían los medios para combatirlo.

-Organice un equipo.

-Eso no ahorrará nada de energía capitán -dijo Mina.

-Ese es su trabajo teniente, mantener el JTK en estado operativo. Dela, usted acompañará al comandante Norn y averiguarán lo que ocurrió en esa nave. Sr. Norn, téngalo todo preparado para dentro de dos horas.

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Mina Lars estaba repasando los planos de los motores.

-¿Porqué no podemos movernos? Ordenador, cuando subimos los niveles de potencia ¿hubo reacción?

-Afirmativo, la fuerza opositora creció en la misma proporción que la fuerza energética de la nave.

-¿Entonces, no nos deja crear un campo subespacial de energía?

-Afirmativo.

-Bueno... ya sabemos por donde empezar.

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Norn, Grant y Dela se materializaron en el puente del ave de presa romulano. Llevaban, por precaución trajes de vacío. El puente estaba vacío, por lo que dejaron a Dela intentando sacar alguna información de la computadora mientras Norn y Grant salían a investigar. Los pasillos estaban sembrados de cadáveres, por lo que pudieron ver se mataron entre ellos.

-¿Qué cree que ha pasado aquí? .preguntó Grant.

-Es solo una conjetura, pero es posible que el estrés de estar aquí varados les volviera locos. En los tiempos de los veleros de madera sucedía a menudo, no veo porque no pudiera pasar en una nave estelar.

-Entonces, ¿esto podría pasar también en el JTK?

-Esperemos que podamos encontrar la forma de salir de aquí antes de que suceda algo parecido.

Entraron en el camarote del capitán. Se había suicidado cortándose las venas en las muñecas.

-Un suicidio ritual -dijo Grant.

-Veamos si encontramos algo -respondió Norn.

Después de un rato revisando todos los rincones Grant encontró unos dispositivos de grabación.

-Parecen ser la bitácora del capitán -dijo Norn. -Está bien, no creo que encontremos nada más que pueda sernos útil, volvamos con Dela y regresemos.

Cuando entraron en el puente encontraron a la vulcana esperándoles con los brazos cruzados.

-¿Ha encontrado algo?

-Nada, comandante. Alguien borró todos los ficheros.

-Sin duda fue el capitán antes de suicidarse -dijo Grant. -Es el típico comportamiento paranoico que puede esperarse de un oficial romulano.

-Bueno, quien haya sido, ahora ya no importa. Volvamos al JTK, ya estoy harto de este tétrico ambiente.






Capítulo 3

-Adelante -ordenó Glem.

De las entrañas del Crazy Horse partió una sonda exploradora dirigida al JTK. Todas las miradas se dirigieron hacia ella hasta que se perdió de vista y solo fue detectable por los sofisticados sensores de la nave.

-Informen.

-La sonda sigue su curso, capitán -dijo Boren. -Todo parece correcto, pero las lecturas siguen llegando distorsionadas. Hay algo allí que interfiere con nuestros sensores.

-Continúe.

-Las lecturas que nos llegan son casi idénticas a las que ya teníamos, no parece que... ¡Vaya!

-¿Qué sucede teniente?

-La sonda, se ha detenido, señor. Diría que algo ha drenado su energía.

-¿Pudo ser eso lo que le sucedió al JTK?

-Es muy probable, señor.

Glem se puso en pie y empezó a pasear de un lado al otro del puente con las manos entrelazadas a la espalda. Todos los tripulantes del puente le observaban en espera de su reacción. Finalmente, el andoriano se detuvo.

-Teniente Boren, ¿puede modificar una sonda para que resista ese drenaje?

-No tengo suficiente información de ese fenómeno, capitán.

-Comprendo.

Glem se sentó en su sillón y permaneció unos segundos pensativo. Sus antenas sensitivas daban vueltas sin cesar, síntoma evidente de que su cerebro estaba en pleno funcionamiento.

-¿Podría modificarse esa sonda con sensores más potentes?

-Podría hacerse, señor.

-Hágalo. Cuando la tenga, envíela por el mismo camino que la anterior, pero que se detenga antes de alcanzar el punto en que aquella fue dañada. Veremos si puede escanear al JTK desde esa distancia.

-Me pondré a ello de inmediato, capitán.

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Cuando el teniente Boren tuvo lista la sonda, Glem ordenó su inmediato lanzamiento.

-Sonda lanzada capitán -dijo el vulcano. -...Se ha detenido en lo que calculo debe ser el borde exterior de la zona de peligro. Empieza el escaneo...Las lecturas siguen llegando distorsionadas, señor. Pero el índice de distorsión es menor. El JTK parece estar en pleno estado operativo, en cuanto a la tripulación... están todos vivos, capitán.

-Bien, eso son buenas noticias. ¿Puede comunicarse con ellos usando la sonda como repetidor?

-Lo intentaré.

Boren estuvo varios minutos tecleando en su terminal. Cuando el capitán estaba ya a punto de perder la paciencia, Boren levantó la cabeza e hizo un gesto negativo.

-No puedo comunicarme con ellos, señor. He probado con diferentes frecuencias, pero hay algo ahí que crea interferencias.

-Siga intentándolo.

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La Rouge estaba en el puente, leyendo los informes que le llegaban de las distintas secciones cuando el teniente Grant informó:

-Capitán, nos están escaneando.

-¿Qué tipo de escaneo?

-No invasivo, capitán... Perece... ¡Proviene de una sonda exploradora de la Federación! Se halla en el límite exterior de este fenómeno.

-Es lógico. Llevamos casi cuatro días desaparecidos. Han enviado a alguien a buscarnos. ¿Puede enviar un mensaje a través de ella?

-Negativo. Las distorsiones bloquean cualquier mensaje al exterior.

-Inténtelo de nuevo. ¡Animo, señores! Ya no estamos solos.

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Mina Lars llevaba seis horas sin apartar la vista de las pantallas. Había realizado varias simulaciones de una nueva configuración de los motores. Los resultados eran decepcionantes. El alférez Wong se acercó a ella.

-Debería descansar, teniente, lleva mucho tiempo pegada a esta pantalla. No se preocupe, la informaremos inmediatamente de cualquier novedad.

-Tiene razón, Víctor. Creo que me echaré un par de horas.

-Felices sueños, teniente.

Lars abandonó la sala de ingeniería y se dirigió a su camarote. Allí se encontró a su esposo que estaba dándole la papilla a su hija. Ella sonrió ante esa imagen, a veces, aún se sorprendía cuando veía a la pequeña y casi no podía creerse que ellos dos fuesen los responsables de que esa adorable cosita que agitaba sus bracitos estuviera allí.

-¡Eh! -dijo Norn. -Mira quien ha llegado.

-¡Mami! -exclamo la pequeña tendiendo las manitas hacia ella.

Cogió a la niña en brazos y la llenó de besos.

-¿Cómo está mi sol?

-Pensaba que tu sol era yo -bromeó Norn.

-Lo siento cariño, pero una nueva estrella ha opacado tu brillo.

-¡Que se le va a hacer! -respondió él rodeando su cintura con los brazos y besándola.

Se sentaron con su hija entre ellos y Norn continuó dándole su papilla.

-¿Como te ha ido hoy por ingeniería?

Ella le contó su frustante búsqueda de un modo de escapar.

-No te preocupes, se que conseguirás sacarnos de esta, no tengo la menor duda. Ahora vete a dormir, yo me ocuparé de Esther.

-Eres un amor -dijo ella mientras se retiraba a la habitación.

Norn observó a su esposa desaparecer tras la puerta de su habitación y continuó con la labor de darle la papilla a la pequeña Esther. Ya estaba casi acabando cuando Norn torció el gesto y se tapó la nariz.

-¡Vaya! Creo que alguien necesita un cambio de pañal.




Capítulo 4

El Dr. Julián Bashir estaba en la enfermería terminando un inventario cuando entró la consejero Dax, su esposa.

-Hola querida. ¿Qué te trae por enfermería?

-Quería hacerte una consulta.

-Tú dirás.

No era extraño que Bashir y su esposa trabajaran juntos, ya que, en algunos casos, un problema físico podía derivar de uno psicológico o a la inversa.

-Verás, desde que estamos aquí varados, el número de visitas a mi consulta ha aumentado considerablemente. Hay un poco de todo, depresión, paranoia, tendencia a la violencia... Nada grave de momento, pero el aumento de casos me ha hecho pensar que, tal vez, tengan un componente físico.

-Ya veo, podríamos tener una epidemia -dijo Bashir con cara de preocupación.

-Te he traído los informes de los casos que más han llamado mi atención.

-De acuerdo, voy a convocarlos y me pondré a ello de inmediato. Te mantendré informada.

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Bashir escaneó el cerebro de los cuatro tripulantes que tenían preocupada a su esposa. Lo que descubrió allí activó una alarma en su propio cerebro. Pulsó su comunicador.

-Bashir a Dax.

-Dime Julián.

-Tenías razón, ven a mi consulta tan rápido como puedas.

Dos minutos más tarde, Dax entraba en la enfermería. Bashir le mostró las imágenes de los escaners.

-¿Ves esa zona oscura aquí?

-Eso es el sistema límbico, la zona del cerebro que regula las emociones.

-Eso es, algo lo está afectando. Lo mismo les sucede a los otros tres casos, y supongo que, en mayor o menor medida, al resto de la tripulación.

-¿Crees que ese artefacto tiene que ver en esto?

-¿Qué más puede ser? Vamos a hablar con Dela, tal vez ella pueda sacarnos de dudas, le pediremos que escanee ese trasto en busca de alguna radiación u otro tipo de emisión que pueda producir este efecto.

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Cuando recibió la visita de Dax y Bashir con su petición, Dela se puso a ello de inmediato. Después de media hora luchando contra las interferencias que causaba el aparato alienígena, lo descubrió.

-Creo que he encontrado algo, algún tipo de radiación. ¿Cree que puede ser eso, Dr.?

Bashir observó la pantalla y pocos segundos después hizo un gesto afirmativo.

-Creo que lo ha encontrado, Dela. Tenemos que informar a la capitán.

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John Twoyoungmen entró en el despacho del capitán.

-Pase, John, siéntese. ¿Cual era esa idea que quería comentarme?

-Se me ha ocurrido como contactar con el JTK, capitán. Podemos usar uno de nuestros torpedos.

-¿Un torpedo?

-Sin carga explosiva, señor, con un mensaje en su interior.

-No funcionaría, recuerde que lo que sea que hay ahí drena la energía de todo aparato que entra en la zona.

-Lo se, señor, pero la energía que usa un torpedo para desplazarse es insignificante, tal vez no llame la atención de lo que haya allí dentro. Aún si fuese drenada, la energía cinética del torpedo es mucho mayor que la de una sonda. Creo que podría llegar hasta el JTK o, por lo menos, lo bastante cerca para que lo detecten.

Glem permaneció pensativo un rato antes de responder.

-De acuerdo, John. Prepárelo todo, lanzaremos ese torpedo en cuanto podamos.

-Me pondré a ello de inmediato, señor.

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La Rouge se reunió con Bashir, Dax y Dela para escuchar lo que tenían que decirle. Cuando estos presentaron su informe, La Rouge se llevó las manos a la cabeza para masajearse las sienes.

-¿Me están diciendo que lo que pasó en esa nave romulana puede pasarnos a nosotros?

-Es muy posible, capitán -respondió Bashir.

La Rouge hizo un gesto de dolor y volvió a llevarse las manos a las sienes.

-Capitán -dijo Bashir, -quiero que pase por enfermería cuando acabe su turno.

-Doctor, no creo que...

-Sin excusas, capitán. Ordenes del médico.

-Esta bien, doctor. Me pasaré sin falta. Mientras, quiero que ustedes tres trabajen en la forma de protegernos de esa radiación.

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-Adelante señor Twoyoungmen, dispare ese torpedo.

John Twoyoungmen manipuló los controles de su consola y el torpedo partió en busca del JTK.

Glem observó su trayectoria hasta que se perdió de vista.

-Esperemos que funcione -dijo.

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-Capitán, un torpedo de fotones se dirige a nuestra posición.

-¿Un torpedo? ¿Nos mandan un torpedo? ¿Les ha afectado también esa radiación?

-No tiene carga explosiva. El artefacto alienígena lo ignora.

La Rouge se puso en pie.

-¡Claro, eso es! ¡Es un mensaje en la botella!

-¿Capitán?

-Un mensaje en la botella señor Grant. ¿No sabe qué es eso?

-Claro que se...¡Oh, ya entiendo! Lo capturaré con el rayo tractor... lo tengo... Está en el almacén 3, capitán.

-Bien, vamos a abrir la botella.



Capítulo 5

Laurence Norn y Ezri Dax se encontraron en uno de los pasillos de la nave, camino del turboascensor.

-¿Cómo van los ánimos a bordo? -preguntó Norn.

-La cosa está empeorando. Nada grave de momento, pero no creo que podamos aguantar mucho sin que surjan problemas.

-Si, incluso la capitán empieza a sentirse afectada. ¿Y tú como estás? Porque yo, no me siento raro.

-Yo también estoy bien. Es curioso que ninguno de los dos presente síntomas. Tal vez sea porque estamos unidos. Cada uno de nosotros es dos mentes en una, tal vez eso nos hace menos vulnerables.

-Tú eres la experta, pero si estás pidiendo mi opinión, lo creo posible.

-Tampoco los vulcanos de la nave se han visto afectados.

-¿Porqué será que no me sorprende?

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La Rouge, Dela y Grant entraron en el almacén 3, donde les estaba esperando el torpedo. Grant empezó a escanearlo.

-Efectivamente, la carga explosiva ha sido retirada. Por su número de serie sabemos que pertenece al Crazy Horse. Parece que el capitán Glem ha venido a echarnos una mano.

El jefe de seguridad procedió a desarmarlo. Dentro encontraron dos dispositivos de grabación. Ambos contenían el mismo mensaje, el Crazy Horse se identificaba y confirmaba que estaban allí para ayudarles y solicitaban que se les enviara información sobre su situación por la misma vía que habían usado ellos.

-Ya han oído, señores. Preparen un informe completo, por duplicado como ha hecho el Crazy Horse, mas vale prevenir y añadan un mensaje de advertencia, que no se acerquen al fenómeno. Usen el mismo torpedo para el viaje de vuelta.

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Norn entró en la sala de motores. La actividad era frenética, Mina Lars iba de un lado a otro dando instrucciones a sus subordinados. Cuando vio a su esposo esperando pacientemente le dedicó una sonrisa, dio una última orden y se acercó a él.

-Hola comandante, ¿qué te trae por aquí?

-He tenido una idea que, tal vez, pueda sacarnos de aquí. Quiero que me des tu opinión.

-Tú dirás.

-¿Recuerdas ese refuerzo para los escudos que ideamos? (1) He pensado que si lo usamos, podríamos repeler esa energía que nos drena el tiempo suficiente para escapar.

-Recuerda que solo resiste unos quince minutos. No hemos podido superar ese margen.

-Lo se, pero si funciona no necesitamos ese tiempo. Si resistimos durante cuatro o cinco minutos será suficiente.

-Podría funcionar, pero no garantizo nada.

-Vale la pena intentarlo. Vamos a hablar con La Rouge.

Minutos más tarde estaban en el despacho de la capitán exponiendo la idea.

-¿Qué posibilidades de éxito tenemos? -preguntó La Rouge.

-No puedo aventurar una respuesta, capitán -respondió Mina. -Desconozco la potencia de ese artefacto.

-Si, esa cosa me tiene estupefacta. Dice usted que emite una energía que contrarresta la del JTK. Dígame, ¿qué tipo de artefacto puede producir tal efecto.

-Lo único que se me ocurre es que sea algún tipo de asimilador de energía modificado.

-¿Asimilador de energía?

-Algo así como un generador capaz de drenar energía de fuentes distantes. La Federación lleva tiempo trabajando en algo parecido. Claro que nuestros científicos pensaban en estrellas o en gigantes gaseosos, no en naves extrañas.

-¿Y adaptando un aparato de esas características, podría crearse una trampa como esa?

-Es posible.

La Rouge permaneció pensativa unos segundos.

-De acuerdo, inténtenlo, pero vayan con cuidado -dijo.

-Lo tendremos.

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-¿Todo a punto? -preguntó La Rouge.

-Todo a punto -respondió Norn.

-De acuerdo, proceda comandante.

-Teniente Mina, active el refuerzo de los escudos.

-Refuerzo activado -respondió la jefe de ingenieros a través del comunicador.

Norn se levantó de su asiento y se acercó al timonel.

-Sáquenos de aquí señor Ren, impulso máximo.

-Impulso máximo, señor.

El JTK, obediente a las órdenes que el joven ferengi le daba desde el timón, empezó a desplazarse. Durante unos segundos no sucedió nada pero, de pronto, una fuerza externa sacudió la nave y las luces oscilaron.

-Siga adelante señor Ren.

El timonel siguió manipulando su consola, exigiendo más a los motores.

-Capitán, -sonó la voz de la teniente Mina -tenemos que parar los motores o acabarán quemándose.

Norn miró a La Rouge y esta le hizo un gesto afirmativo.

-Ya lo ha oído -dijo Norn dirigiéndose a Nog. -Paro total.

-Paro total, señor -repitió este con fastidio.

-Había que intentarlo -dijo La Rouge. -Ahora habrá que encontrar otro método.

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Más tarde, Norn entró en el despacho de La Rouge.

-Capitán, ya tenemos la transcripción de la bitácora del capitán romulano, se llamaba Kelam.

-¿Algo que pueda sernos útil?

-Nada, por desgracia. Solo es una bitácora personal, un diario. No contiene ningún aspecto técnico. Pero hemos podido deducir que les sucedió lo mismo que a nosotros. Por lo que cuenta Kelam, la tripulación empezó a volverse violenta, al principio pudo frenar los impulsos homicidas de sus tripulantes, pero entonces empezaron los suicidios y, poco después, empezaron a matarse unos a otros. Sus últimas palabras son para su familia, al parecer tenía esposa y dos hijos.

-Si conseguimos salir de aquí, se las haremos llegar. ¿Como responde nuestra tripulación?

-Hay una sensación general de inquietud, pero de momento no hemos llegado a esos extremos.

-Esperemos que siga así, comandante o no saldremos nunca de aquí.

-Saldremos de esta, capitán. Como siempre.

-Dios le oiga, señor Norn.

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(1) Ver: “Serpientes en el Paraíso”.




Capítulo 6

Glem y Ramírez estaban en el puente de mando, especulando sobre en qué problemas se estaban enfrentando La Rouge y los suyos, cuando el teniente Twoyoungmen interrumpió sus divagaciones.

-Capitán, nuestro torpedo está de regreso.

-Captúrenlo, veamos que nos cuentan del JTK.

John Twoyoungmen manipuló los controles de su consola y capturó el torpedo con el rayo tractor.

-Lo tenemos, capitán. Ahora se encuentra en la bodega de carga 2.

-Muy bien teniente, vamos a ver lo que contiene. Comandante, el puente es suyo.

Glem y su jefe de seguridad abandonaron el puente y se presentaron en la bodega de carga 2, donde el teniente Boren ya estaba desarmándolo. Una vez comprobado su contenido, Glem dio las órdenes pertinentes.

-Señor Boren, quiero una copia de esos informes en mi terminal y luego reparta copias a las secciones pertinentes. Veremos si podemos hacer algo más por ellos que no sea esperar a que escapen por sus propios medios.

-Me pongo a ello de inmediato, señor.

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Cuando acabó su turno, Adam Grant se dirigió al Nivel-10, donde se encontró con su esposa y se sentaron para tomar una copa y relajarse.
Hablaban de cosas intrascendentes, ambos habían llegado al acuerdo de no llevarse el trabajo a casa.

-¡Repite eso si te atreves!

Grant se giró para ver quien había gritado. Vio a un hombre de pie frente a otro que aún seguía sentado ante la mesa que ambos estaban compartiendo.

-No necesito repetirlo -respondió el otro levantándose a su vez, creo que ya a quedado claro lo que pienso al respecto.

Ante estas palabras, el primer hombre le dio un puñetazo a su compañero de mesa y ambos se enzarzaron en una pelea.
Grant se levantó y se acercó a ellos.

-Ya es suficiente señores. Cesen este enfrentamiento de inmediato.

Los contendientes se separaron y se pusieron en pie mirando al jefe de seguridad avergonzados.
Grant pulsó su comunicador.

-Dos hombres de seguridad al Nivel-10.

-Teniente -dijo uno de los hombres, sentimos habernos portado así, pero es que...

-Silencio alférez. No me interesan sus excusas.

Los hombres de seguridad aparecieron y a una orden de Grant se llevaron a los camorristas al calabozo. Grant los observó mientras marchaban y sintió sobre su hombro la mano de su esposa.

-Ya ha empezado -dijo ella.

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La capitán La Rouge entró en la enfermería donde el Dr. Bashir la estaba esperando.

-Bueno, doctor, ya lo ha conseguido, aquí me tiene, hágame esa puñetera revisión y déjeme volver al trabajo.

-Iré todo lo rápido que pueda, capitán. Siéntese en esa camilla.

La Rouge hizo lo que Bashir le pedía y este empezó a escanearla. Al poco rato, la cara de Bashir reflejó preocupación.

-Capitán, ¿ha vuelto a sufrir esos dolores de cabeza?

-Eventualmente.

-Capitán, voy a tener que darle de baja del servicio, no está...

-Doctor, no es el momento adecuado para ello.

-Se equivoca, si que es el momento adecuado.

-Doctor...

-Es una orden, capitán. Por consideración a usted le daré esa baja por solo 24 horas, pero mañana tendrá que venir para otra evaluación.

La Rouge volvió a llevarse las manos a las sienes en un gesto de dolor.

-Esta bien doctor, usted gana.

-Así me gusta. Le administraré un sedante suave.

Bashir cogió un hipoespray e inoculó a la capitán.

-Y ahora quiero que vaya a descansar, lea algo, que no sea un informe, o escuche música, lo que sea pero relájese.

-Esta bien doctor. Seré buena, se lo prometo.

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Mina y Dela estaban en ingeniería, seguían buscando una solución para el problema al que se enfrentaban, cuando recibieron un informe del Crazy Horse. Boren, el ingeniero jefe, había detectado una demora en la respuesta del artefacto a sus intentos de fuga, poca cosa, poco más de tres segundos. El vulcano sugería que lo tomaran en cuenta para poder dar otro enfoque a su trabajo. Él mismo lo estaba estudiando.

-No es mucho -dijo Mina.

-Más de lo que teníamos, además, Boren no está aquí, por lo que su trabajo es más difícil. Veamos si podemos sacarle partido a eso.

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Bashir también recibió un informe del Crazy Horse. La Dra. Tarel sugería que usase un fármaco, el Paracritinol, para combatir los efectos de la extraña radiación. Bashir agradeció mentalmente la buena disposición de Tarel, pero lo cierto es que él ya había pensado en esa solución. Lo malo, era que no había existencias del fármaco en la nave y era imposible de replicar. Sin embargo, tenía un buen stock de Dicoterina, que actuaba bajo el mismo principio activo. Bashir esperaba poder alterarlo químicamente para usarlo como sustituto, pero, la verdad, no sabía si tendría suficiente tiempo para ello.

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Mina Lars entró en su camarote concentrada en la lectura de un pad en el que tenía su trabajo actual, encontró a Norn dándole la papilla a la pequeña Esther. Besó distraídamente a su esposo y a su hija y se sentó a la mesa sin apartar los ojos del dispositivo.

-Ba ba ba bi bi -dijo la pequeña.

-¿De verdad? -dijo Norn sin dejar de darle la papilla. -¿Y qué más?

Mina arrugó el entrecejo.

-Ba ba bi gu gu.

-¡Vaya, eso si que es increíble! Dime más.

Mina soltó un bufido.

-Dada da da.

-¡Eh! Eso si a sonado divertido.

Mina dio un manotazo sobre la mesa.

-¿Queréis parar de una vez? No puedo concentrarme.

-¡Lars! ¿Qué te sucede?

-Intento concentrarme en mi trabajo y tú y tu hija no hacéis más que distraerme con sus balbuceos y tus tonterías.

-Lars, los balbuceos son la forma que tienen los bebés para iniciarse en el habla. Tú sabes eso tan bien como yo.

Mina Lars soltó un suspiro, dejó el pad sobre la mesa y se cubrió los ojos con las manos.

-Lo siento -dijo. -No se que me ha pasado.

Norn se aseguró que Esther quedaba bien sujeta a su sillita y se levantó para abrazar a su esposa.

-Es esa radiación, todo el mundo está irritable, no es culpa tuya. Anda, vete a dormir, mañana lo verás todo más claro.



Capítulo 7

La Rouge sacó la cabeza fuera del turboascensor y miró a uno y otro lado del pasillo, no se veía a nadie, salió al pasillo con el phaser preparado,
De momento había esquivado a Norn y los otros. ¿En que momento Norn y los demás oficiales se habían vuelto locos? Lo único que sabía es que su primer oficial se había rebelado y había asumido el mando del JTK con el apoyo de todo el estado mayor y ahora estaban buscándola para hacerle quien sabe que.

Dobló una esquina y casi se da de bruces con Grant que inmediatamente le apuntó con su arma. Su primera reacción fue dar media vuelta y huir por el pasillo por el que había venido, pero el resultado fue caer en brazos de Norn.

-La tengo -dijo.

-Bien -contestó Grant, -¿qué hacemos con ella?

-Se me ocurre una idea muy divertida -dijo Mina que había aparecido de repente.

La llevaron hasta la sala de torpedos y la obligaron a meterse en una de las toberas. ¿Pretendían lanzarla al espacio? La portezuela de la tobera se cerró y ella gritó de terror.

Se despertó en su cama, empapada de sudor.

“Maldita sea” pensó, si no salían pronto de allí esas pesadillas acabarían volviéndola loca.

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Grant estaba en el puente frente a su consola, seguía escaneando al artefacto alienígena que les tenía atrapados, pero este resultaba irritablemente impermeable a todo tipo de sondeos. Cuando sonó su comunicador.

-Aquí Grant.

-Soy Romanoff, señor -Grant le reconoció al instante, era uno de los hombres de seguridad. -Debería venir al camarote 16, cubierta 7. Ha habido un percance grave.

-Voy de inmediato.

Cuando llegó al camarote, Romanoff le salió al paso.

-Se trata de Bern, se ha suicidado.

Grant recordó a Bern, uno de sus hombres, denobulano, alegre, siempre estaba contando divertidas anécdotas sobre sus relaciones con sus cuatro esposas. No podía creer que un hombre así hubiera hecho eso.
Entró en la habitación y contempló el cuerpo. Bern había disparado un phaser en alta potencia dentro de su boca. Su cabeza había desaparecido casi por completo.

-Diablos, ¿porqué habrá hecho algo así?

-Ha dejado una nota, señor.

Grant leyó la nota, era extensa para una nota de suicidio, claro que ¿qué sabía él de como pensaban los denobulanos sobre esas cosas? en algunos párrafos era un galimatías, pero dedujo que Bern se había vuelto paranoico. Creía que alguien le observaba continuamente y no pudo soportar la tensión. Recordó las palabras de su esposa en Nivel-10. “Ya ha empezado”.

-Lleven el cuerpo a enfermería, que el doctor lo meta en una cámara de éxtasis hasta que podamos celebrar el funeral. Voy a informar al comandante.

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La Rouge entró en la enfermería.

-Hola doctor. Ya han pasado las 24 horas. Necesito que me de el alta.

-Siéntese capitán.

La Rouge se sentó en una de las camillas y esperó pacientemente a que Bashir terminara su examen.

-Creo, capitán, que tendré que dejarla de baja 24 horas más.

-Doctor, sinceramente, este no es un buen momento, ya conoce nuestra situación.

Bashir estudió nuevamente los resultados de su examen de la capitán.

-Esta bien, no sin reticencias le daré el alta, pero con la condición de que pase por aquí a hacerse una revisión cada 24 horas.

-Es un trato, doctor.

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Poco después, La Rouge estaba en el puente, leyendo unos informes. Cuando llegó a uno de los informes de seguridad frunció el entrecejo.

-Maldita sea, esto no debe continuar.

-¿Qué sucede capitán? -preguntó Norn.

-Otra pelea en el bar. Esta vez se han visto involucrados cinco tripulantes.

-Esa maldita radiación...

-No, esto acaba aquí. Basta de peleas y suicidios. Voy a imponer la ley marcial mientras dure esta crisis.

-¿Qué? No puede hacer eso.

-¿Qué le hace pensar que no?

-Lo que está pasando, no es culpa de nadie. Si encierra a todo el mundo en sus camarotes mientras no estén de servicio, los ánimos se enrarecerán aún más.

-Lo siento, señor Norn, mi decisión es firme.

-Pero usted...

-Silencio comandante, si no quiere verse ante una corte marcial.

-Lo siento, capitán.

-Bien. Teniente Grant, dispóngalo todo y que lo anuncien por megafonía.

-A la orden, capitán.

-Capitán -intervino Norn, -si me lo permite, ayudaré al señor Grant a hacer los preparativos.

-Hágalo, comandante.

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Norn y Grant abandonaron el puente. Ya dentro del turboascensor Norn emitió una orden.

-¡Alto!

El turboascensor se detuvo.

-Dígame Grant, ¿qué opina de todo esto?

-¿Permiso para hablar con libertad, señor?

-Hágalo, se lo ruego.

-No me gusta el cariz que están tomando las cosas, señor. Sinceramente, creo que la capitán está más afectada de lo que creíamos.

-Entiendo... De momento, siga las ordenes, pero quiero que convoque, en secreto, a todos los jefes de sección, nos veremos en el almacén 3 a las...2300.

-¿Pretende hacer lo que creo?

-Mi primer deber es para con la nave y sus tripulantes, debo hacer lo que debo hacer. Por eso la reunión, quiero saber el parecer de todos.

-Cuente con mi apoyo, señor.

-Gracias.

Norn apoyó la mano sobre el hombro de Grant en señal de agradecimiento.

-Continua -dijo.

El turboascensor se puso de nuevo en marcha y ya no volvieron a cruzar una sola palabra sobre el tema.









Capítulo 8

-Ya sabéis porque estamos aquí -dijo Norn. Yo estoy dispuesto a asumir el riesgo, pero no puedo hacer nada sin vuestro apoyo. Quiero saber vuestra opinión. ¿Julián?

-Es evidente que la capitán ha empeorado y no es apta para el servicio.

-¿Dax?

-Coincido.

-¿Adam?

-Ya le dije que tiene todo mi apoyo, comandante.

¿Lars?

-¿Ley marcial? ¿Cuanto hace que no se instaura en una nave de la Federación? La Rouge ha perdido el norte. Cuenta conmigo.

-¿Dela?

-No estoy muy segura de querer hacer esto... Doctor, ¿están seguros usted y la consejera de sus conclusiones sobre los análisis de la capitán?

-Los hemos repasado varias veces.

La vulcana pareció dudar, pero finalmente se decidió.

-De acuerdo, hagámoslo.

-Bien. Dela, Grant, Dax, acompañadme al puente. Los demás volved a vuestros puestos.

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La Rouge estaba en el puente cuando entraron Norn y sus compañeros. Norn se plantó ante ella.

-¿Y bien, señor Norn, de qué va esto?

-Capitán, amparándome en las órdenes generales de la Flota Estelar números 17, 23, 24 y 27...

-No siga comandante, le recuerdo que estamos bajo la ley marcial.

-...la declaro no apta para el servicio y la destituyo de su puesto...

-Teniente Grant, arreste al comandante Norn con el cargo de rebelión.

-Lo siento capitán -respondió el aludido.

...Yo, Laurence Norn -continuó el primer oficial, -como oficial con más rango asumiré, a partir de este momento y hasta el término de esta crisis, el mando del USS - James T. Kirk.

-Añada el cargo de traición, señor Grant.

Adam Grant permaneció inmóvil.

-¿Ha comprendido mi declaración, capitán?

-¡No puede hacer esto!

-Por favor, capitán, el señor Grant la escoltará hasta su camarote, donde permanecerá bajo arresto. Le pido que le acompañe de buen grado, no me obligue a encerrarla en una celda.

-Le denunciaré por esto Norn.

-Es su prerrogativa, capitán.

Después de ese último estallido, La Rouge se dejó conducir dócilmente por Grant hasta su camarote. Norn anunció el cambio por megafonía y abolió la ley marcial.

-Bien, ya está hecho. Espero que no nos equivoquemos al tomar esta decisión. Mi primera disposición como capitán del JTK es nombrar primer oficial en funciones a la teniente Dax. Dela, se que por rango y antigüedad le tocaba a usted, pero les necesito a todos al frente de sus respectivas secciones mientras dure la crisis. ¿Alguna objeción?

-Ninguna por mi parte, capitán -respondió la vulcana.

-Bien, todos a sus puestos.

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Mina y Dela estaban en ingeniería trabajando en el problema que les mantenía varados. Mina estaba programando una nueva configuración de los motores en el simulador.

-Teniente Mina, ya hemos programado con anterioridad esta configuración -Dijo Dela cuando se percató del fallo de la bajorana.

-Tonterías, lo recordaría.

-Creo que esa radiación la ha afectado más de lo que cree. Debería ir a ver al doctor Bashir.

-Ya están aquí otra vez.

-¿A qué se refiere?

-A esos aires de superioridad vulcana.

-Usted no está bien. Vaya a ver al doctor, es una orden.

-Y un cuerno, tengo trabajo -respondió Mina volviendo a concentrarse en el simulador.

-Teniente... -empezó a decir Dela poniendo una mano sobre el hombro de su compañera. Pero la bajorana la apartó de un manotazo.

-No me toque. Lo que ocurre es que está molesta porque mi marido no la ha nombrado su primer oficial.

-Es absurdo, los vulcanos no sentimos celos.

-Otra vez está haciéndolo.

-Lars... -dijo la vulcana mientras tendía su mano hacia ella.

-Le he dicho que no me toque -respondió Mina y se lanzó contra la vulcana.

Dela se defendió y cuando pudo traspasar sus defensas le aplicó la llave vulcana en el cuello. Mina cayó sin sentido.

-Dela a Norn.

-Aquí Norn.

-Comandante, creo que tendría que venir a ingeniería, se trata de su esposa.

-Voy de inmediato.

Cuando Norn entró en ingeniería, Dela le explicó lo sucedido. Norn cerró los ojos y emitió un largo suspiro.

-Norn a seguridad, quiero dos hombres en ingeniería ahora mismo. -Miró a la vulcana. -¿Podrá seguir el trabajo usted sola?

-La teniente Mina ya tenía el trabajo bien encarrilado. Podré hacerlo.

En ese momento entraron los dos hombres de seguridad. Norn les señaló a Mina que yacía inconsciente en el suelo.

-Llévensela de aquí y enciérrenla en una celda.

-¿Una celda? ¿No sería más apropiado su camarote?

-No. No quiero que me acusen de favoritismo, además, en su estado no pienso dejar que se quede a solas con la niña. Continúe su trabajo y manténgame informado.

Norn abandonó ingeniería dejando a la vulcana al mando.

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Dax y Bashir estaban en su camarote. La comida había transcurrido en un absoluto silencio. Ambos estaban muy preocupados por el cariz que estaban tomando las cosas. De pronto, a Dax se le ocurrió algo.

-Julián, ¿cómo es que tú no te has visto afectado? O sea... el comandante y yo tenemos a los simbiontes y los vulcanos... bueno, son vulcanos, ya me entiendes. Pero tú eres un humano corriente.

-Te olvidas de mis modificaciones genéticas, estoy seguro de que tienen mucho que ver en el asunto.

-¡Es cierto, lo había olvidado! Tal vez diga una tontería, pero ¿no podrías sintetizar una vacuna a partir de tu sangre?

-Mis genes alterados harían más mal que bien en otras personas.

-Ya veo. En fin, tengo que irme, tengo turno en el puente.

-Que te sea leve, primer oficial.




Capítulo 9

-Lo siento pero no puedo liberarte por el momento. Ya ha sido tu segundo episodio violento y como agravante, atacaste físicamente a un oficial superior.

Mina había pedido a su esposo que le permitiera volver a ingeniería para seguir trabajando en una solución. Este, muy a su pesar, tuvo que denegárselo.

-¿Y no podrías hacer que Dela me traiga un pad con nuestro trabajo? Podría seguir estudiándolo desde aquí.

-Eso me parece mejor. Hablaré con Dela.

-¿Cómo está Esther?

-Echa de menos a su mamá.

-Dale un beso de mi parte.

-Le daré más de uno.

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Norn estaba en el despacho del capitán intentando relajarse de la tensión causada por toda la locura que le rodeaba cuando sonó el avisador de la entrada.

-Pase.

La puerta se abrió en un susurro para dejar paso a Adam Grant.

-Siéntese Grant. ¿Un café o te?

-No, gracias capitán.

-¿Qué le trae por aquí?

-Capitán, solicito que me retire del servicio.

-¿Porqué?

-Ese trasto está empezando a afectarme. Esta mañana casi abofeteo a uno de mis subordinados por una tontería. He podido contenerme, pero no se que pasará la próxima vez.

-Y un cuerno, Grant.

-¿Señor?

-Adam, le necesito en su puesto. No puede fallarme ahora, resista, se lo ruego.

Grant se quedó mirando fijamente a su superior, se rascó la cabeza dubitativo.

-Está bien, señor. Haré lo que pueda. Siento haber flaqueado.

-No puedo culparle. Si necesita mi ayuda, no dude en pedírmela, pero no me deje en la estacada.

-Me esforzaré.

-Bien. Puede retirarse teniente.

Norn observó al jefe de seguridad mientras abandonaba el despacho. Empezó a preocuparse de verdad.

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El teniente Boren estaba en la sala de ingeniería del Crazy Horse. Comprobaba una nueva configuración de los motores del JTK en la pantalla del simulador. Su rostro no reflejaba lo a disgusto que se sentía con los resultados. Se giró hacia la puerta cuando oyó entrar a alguien.

-Capitán, no le esperaba a estas horas.

-No podía dormir -dijo el andoriano. -He pensado en venir a ver como le va.

-Lamento decir que estoy como al principio, señor. He probado varias configuraciones e incluso, he recreado las que probó la teniente Mina, con resultado negativo. He de decir de ella que es una ingeniero excelente. Yo no habría pensado en algunas de las cosas que ella ha probado.

-No se menosprecie Boren, usted también es un ingeniero excelente, sino no estaría en esta nave.

-No es necesario que me de ánimos señor, yo...

-Si, si. El famoso estoicismo vulcano y todo eso... pero nunca está de más elogiar el trabajo de un buen oficial.

-Se lo agradezco, capitán.

-Esta bien, siga con ello teniente.

-Le mantendré informado.

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Norn seguía en el despacho del capitán cuando su comunicador emitió un pitido.

-Aquí Norn.

-Aquí Grant. Señor, creo que debería venir al camarote de la capitán La Rouge, está creando problemas.

-Voy para allá.

Norn se cubrió los ojos con ambas manos y soltó un largo suspiro de cansancio. Se sobrepuso y salió de su despacho.

Cuando llegó ante el camarote de La Rouge, Grant estaba esperándole.

-¿Qué sucede?

-Como es habitual, al estar prisionera, hemos desconectado el replicador y el comunicador de su camarote. Ella los ha desmontado y está intentando armar algún armatoste con las piezas. He intentado detenerla, pero ha empezado a tirarme cosas a la cabeza.

-Bueno, no se preocupe, yo hablaré con ella.

Entró en el camarote y encontró a La Rouge sentada en el suelo, manipulando las piezas de los aparatos desmontados.

-¡Usted! -dijo ella con los ojos brillantes de furia.

-¿Se puede saber qué demonios está haciendo?

-Cumplir con el primer deber de un prisionero de guerra, intentar escapar.

-Capitán, el JTK está atravesando una crisis importante. No toleraré que me cause usted más problemas de los que ya tengo. Pórtese bien o me veré obligado a encerrarla en una celda.

La Rouge seguía mirándole con odio.

-Insubordinación, traición, motín...

-Está avisada, ya sabe a lo que atenerse -dijo Norn antes de abandonar el camarote.

Cuando la puerta se cerró y se quedó solo en el pasillo apoyó la espalda contra la pared y soltó otro largo suspiro.

“Espero que esto termine pronto o yo si que me volveré loco de verdad” -pensó.

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Horas después, Grant volvía a contactar con Norn.

-Capitán, su esposa solicita hablar con usted. Creo que tiene que escuchar lo que quiere decirle, señor.

-Esta bien, ahora vengo.

Poco después, entraba en la zona de detención y se paraba ante la celda de su esposa. Ambos se miraron a los ojos durante algunos segundos sin pronunciar palabra.

-¿Estás bien? -preguntó él.

-Estoy bien. ¿Y tú? Pareces cansado.

-Y lo estoy. ¿Qué tenías que decirme?

-Creo que he encontrado la forma de escapar de este lugar.

Norn ordenó que retiraran el campo de fuerza y entró en la celda.

-Cuéntame.

-Me he basado en el comportamiento del artefacto ante el torpedo del Crazy Horse y en la demora en la respuesta del artefacto que detectó Boren.

-Sigue.

-La demora del artefacto es de 3.17 segundos. La idea es arrancar a impulso máximo, mantenerlo durante solo tres segundos, parar los motores y dejar que la inercia haga el resto.

-¿Funcionará?

-Eso espero.

-De acuerdo. Dame el pad, se lo pasaré a Dela y que ella lleve a cabo la maniobra.

-Esperaba que me dejaras hacerlo a mi.

-Lo siento, todavía estás bajo arresto.

-Está bien, lo comprendo. ¿Dice algo el reglamento sobre besar a los prisioneros?

-No recuerdo que dijera nada sobre ese tema en concreto.

-Entonces bésame y lárgate.

Norn le dio un largo y apasionado beso.

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Horas después, Norn estaba en el puente, en la silla del capitán.

-Comandante Dela, ¿todo a punto?

-Todo a punto, señor -respondió la vulcana por el comunicador.

-Señor Ren impulso máximo durante tres segundos, luego pare los motores.

-A la orden, capitán.

Ren manipuló su consola y ejecutó las órdenes recibidas.

-Motores parados, capitán.

-Dela, ¿alguna respuesta por parte del artefacto?

-Ninguna respuesta.

Norn no resistió más su nerviosismo, se levantó y agarró con fuerza el respaldo del timonel.

-¿Tiempo que falta para alcanzar el límite de este fenómeno?

-Cincuenta y siete segundos capitán respondió el ferengi.

Norn agarró con más fuerza el respaldo.

-¿Dela?

-Sigue sin reaccionar.

-Cuarenta segundos.

-Esta vez lo conseguiremos.

-Treinta segundos.

Todos los tripulantes permanecían expectantes, cada segundo se hacía eterno.

-Veinte segundos.

-Capitán, ya puedo detectar al Crazy Horse -dijo Grant.

-Diez segundos.

-Ya casi estamos.

-Cinco... cuatro...tres...dos...uno...¡Estamos fuera!

-Señor Ren, llévenos hasta las coordenadas del Crazy Horse, warp 3.





Epílogo

Veinticuatro horas después de escapar de la zona de influencia del artefacto alienígena, la tripulación del JTK estaba recuperada casi por completo. Por suerte, la enfermería del Crazy Horse disponía de un buen stock de Paracritinol y Bashir, con la ayuda de Tarel, pudo inocular a toda la tripulación. Ambas naves permanecían al borde del fenómeno.

La Rouge se encontró con Glem en el Crazy Horse.

-He podido leer su informe -dijo Glem. -Por lo que parece su situación había llegado a un punto crítico.

-Si hubiésemos permanecido en ese sitio un día más, haríamos acabado como esa nave romulana. La consejero Dax va a tener trabajo estos días.

-No sabe lo difícil que ha sido para mi permanecer a la expectativa, sin poder hacer nada por ayudarles.

-En realidad, si han ayudado. El mensaje de Boren para Mina la ayudó a encontrar una salida y la idea de enviar un torpedo como mensajero nos permitió saber que estaban aquí, saber que no estábamos solos nos dio fuerzas.

-Me alegra haber ayudado. ¿Piensa expedientar a Norn y los otros?

-No, Norn hizo lo que tenía que hacer. Yo no estaba en condiciones de ejercer el mando, así lo he constatado en mi informe a la flota.

-¿Qué harán ahora?

-Volvemos a la Tierra. Norn sigue al mando hasta que me hagan una evaluación, por lo menos, ya no se me considera una prisionera. ¿Y ustedes?

-La Federación enviará una nave científica para estudiar ese trasto y desactivarlo o destruirlo si fuese necesario. Nosotros permaneceremos aquí hasta entonces, para alertar a cualquier nave que se acerque.

-Capitán, recibimos una comunicación del JTK -anunció Twoyoungmen por el comunicador.

-Pásemela aquí.

En la pantalla apareció el rostro de Norn.

-Capitán Glem, me alegra verle señor.

-Y a mi. ¿Cual es el motivo de su llamada?

-Solo informar a la capitán La Rouge que partimos en quince minutos.

-Voy para allá -respondió la aludida.

-La acompaño -dijo Glem.

Llegaron a la sala del transportador y se despidieron.

-Adiós, Glem. Gracias por su ayuda.

-¿Para que están los amigos sino?

La Rouge desapareció entre el suave fulgor del transportador y poco después el JTK partió de regreso a la Tierra.


FIN


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