STAR TREK - JTK

Star Trek-JTK narra las aventuras de la nave de la Federación de Planetas Unidos -USS James T. Kirk-.

La acción se inicia unos tres años después de los hechos narrados en DS9.

miércoles, 5 de diciembre de 2018

SECCIÓN 31/COMANDO DELTA Cap. 49



Cap.49 (Thargor)


Thargor miraba por la ventana del aerotren, le reconfortaba el trayecto, y las vistas de las olas rompiendo en los acantilados de la costa, eran todo un espectáculo, merecía la pena perder esas horas en el viaje.
JulianK sabía de su “doble vida”, y después de las últimas semanas tan intensas, necesitaba unos días de descanso, hacía tiempo que no venía a visitarles, y tenía muchas ganas.


Se bajó en la estación, y emprendió rumbo hacia el núcleo de casas que se agolpaban cerca del mar. Era un pequeño pueblo costero, que luchaba por mantener sus costumbres. En el muelle se distinguía una pequeña flota de tres o cuatro barcos de pesca, y justo al lado se conservaba lo que en su día fue un muelle de carga y descarga. Cerca de la orilla de la playa la imagen de una virgen aún protegía a los pocos marineros que cada día se aventuraban al mar a pescar.
Respirar ese aire marítimo y el sonido de las olas, le sumía en un estado de tranquilidad.
Cruzó la calle y callejeó hasta llegar a la entrada de una casa con una vetusta puerta de madera. Sacó de su bolsillo una rudimentaria llave de metal y la insertó en el antiguo cerrojo.

-¿Hay alguien en casa?
-¿Thargor…? ¡eres tú!. Benditos sean los ángeles, ya padecíamos por ti. ¿Sabes cuánto tiempo llevamos sin poder comunicarnos?
-Demasiado, la verdad, pero he estado ocupado.
-¿Tan ocupado para no enviar ni una sola señal?
-Tienes toda la razón, pero siempre velo por vuestra seguridad, y en verdad no podía comunicarme.
-Tenías al pobre Arthim muy preocupado.
-Hablando del hombretón, ¿donde está?
-En su cuarto como siempre, conectado, y, modificando una y otra vez los gadgets. 
-¿Donde está el jefe de la casa? -El sonido resonó por todas las estancias.
-Tío… ¿Eres tú?, ¿donde te habías metido?

-Es una larga historia, a ver, a ver… ¿Qué ha creado este súper cerebrito?
-Ni te lo imaginas, luego te lo enseño, pero dime, ¿funcionan bien los drones?
-A la perfección, el nuevo sistema de guiado es insuperable, y los adaptadores que les acoplamos van de maravilla.
-Ya os vale, siempre hablando de tecnología a la mínima oportunidad, me voy a hacer la cena, eso sí es importante.
-Jejeje, veo que su humor está intacto.
-Se está haciendo mayor, y no lo acaba de aceptar.
-Era de esperar, pero necesito que fabriques una cosa, es muy especial, estaré pocos días, y necesito llevármelo operativo. ¿Te crees capaz? Thargor le enseño unos diagramas en su monitor.
-¡Woww!!, esto es todo un reto, no es mi campo de desarrollo, pero la idea me atrae, veré que puedo hacer.
-Este es mi chico, recuerda, necesito que sea totalmente funcional y compatible.
Thargor dejó al chico, que ya estaba recopilando información para el proyecto que le habían encomendado, se dirigió a su habitación donde se despojó de todos sus aparatos, se cambió de ropa y salió a pasear.

Si en ese momento el comando hubiera pasado por delante de ese
humano no lo habrían reconocido en absoluto, con una simple camisa, y un bañador, Thargor paseaba por el malecón como un turista más, pero al pasar por una calle no pudo evitar recordar el día que conoció a  Anig y al pequeño Arthim. Paseaba por las calles solitarias, después de una exitosa misión, con la mochila llena de oro prensado, era una fría y lluviosa noche, fue al girar una calle cuando los vio, eran zarandeados por una banda de matones en un callejón, pasados de vueltas, y con unas intenciones nada agradables. En aquel entonces sus aparatos eran rudimentarios y precarios, al lanzarlos cayeron destrozados en poco tiempo, tuvo que sacar su phaser y herir a un par de matones para que se alejaran del lugar.
Cuando fue a auxiliarlos, se encontró con una mujer que desprendía un aura acaparadora, y dispuesta a darlo todo por ese pequeño, que con su inocente cara,  parecía que este mundo no era merecedor de él. 


Algo le impulso a acoger a esa mujer y al niño en la  casa que tenía en la costa, pero fue al día siguiente cuando al entrar en su taller dispuesto a reparar sus cacharros, pillo al mocoso toqueteando sus aparatos. Justo cuando iba a reprenderle y echarlo por jugar con sus cosas, reparó en los objetos que había en la mesa, unos gadgets rehechos con los desechos de los que había destrozado,  fue cuando descubrió que el niño tenía un índice de inteligencia desmesurado para su edad, y cuando se enteró de su procedencia, entre él y el pequeñajo se creó un vínculo muy especial.
Salió de su ensueño, y se encontró a varios kilómetros fuera del pueblo, una sonrisa se dibujaba en su cara, otra vez le había pasado, dio media vuelta, y emprendió rumbo al hogar.
Al llegar a casa, Arthim salió a su encuentro.


-Tío, ya tenemos el diseño terminado.
-¿Ya?, cada vez me sorprendes más, 
-Ha sido fácil, conecté con mis amigos, y entre todos recreamos el diseño.
-Ya sabes que no puedes conectarte tanto con ellos, lo tienen prohibido, y el día que los descubran se armará una muy gorda.
-Ya lo sé, pero ellos me añoran, y yo a ellos.
-El consejo no sabe que hay ciertos miembros que aun tratan con tecnología, y tantos contactos los ponen en riesgo. El día que se solucione el problema en el planeta, te prometo que seremos los primeros en ir, pero por ahora paciencia.
-No extraño el planeta, me gusta estar aquí, pero me gustaría verlos y reírnos de mis cambios.
-Prométeme que no harás ninguna locura Arthim, la Federación no está en su mejor momento, y un incidente así, podría acabar muy mal.
-Te lo prometo, nunca haría algo así, confía en mí.
-Entonces no hay más que hablar, tienes toda mi confianza, ahora enséñame ese diseño, veamos cómo quedaría puesto
En la mesa, junto a Anig y Arthim, Thargor disfruto de una cena auténtica, nada era replicado, todo era pescado o cultivado, regado con unos vinos que no tenían nada que envidiar a los Picard, que estaban tan de moda, Arthim dejó pronto la mesa y se metió en su cuarto.
-Thargor, deberías de hablar con él, cada vez se conecta más.
-Ya lo sé, esta tarde hemos hablado del tema, me ha prometido que no hará ninguna locura, y yo le creo.
-Yo también confío en él, pero es un Ba’Ku, el único que abandonó el planeta tan joven, pero ya tiene 16 años, y sus amigos ya notan los efectos de la radiación metafásica.
-Él está bien, ¿Y tú, como lo llevas? Han pasado 10 años desde que os encontré, y ya estas envejeciendo.
-Es lo que quería, no soportaba una vida inmortal, me gusta esta vida sencilla y mortal.
-Pues a tu carácter no le acaba de gustar, te estas volviendo cascarrabias.
-¿Yo?, si solo tengo 113 años… ¡Serás impertinente! Siempre estaré agradecida por acogernos, aunque seas un insoportable y pasteloso ligón.
-Como…, eso sí que es impertinente, jajaja,  me voy a dormir, que aun acabaríamos  discutiendo. Buenas noches.
Al día siguiente, el prototipo ya estaba creado y era funcional, le hicieron mil pruebas y testéos, la hora de cargarlo fue la más delicada, pero al final del día era ya toda una realidad.
-Realmente ha quedado impecable, cuando lo vea seguro que le encanta.
-Eso espero, tiene toda clase de conexiones neuronales, es único.
-Si es capaz de dominarlo al 100 x 100  será imbatible.
Thargor paso el día con el joven, disfrutando del mar y jugando a deportes arcaicos, hablaron de muchas cosas y comentaron mil ideas y proyectos que podrían crear. Al llegar la noche en la cena...

-Mañana por la mañana me iré.
-¿Cómo?, tan pronto…
-Sí, me he embarcado en una aventura que puede cambiar el destino del mismo universo.
-Tan exagerado como siempre.
-¿Porqué nadie me cree en esta casa?
A primera hora, salió de su casa y despidiéndose de Anig y Arthim, cogió el aerotren de regreso a la estación espacial más cercana. Al llegar activó el transportador, y en unos instantes se materializaba en la base de JulianK.
-Veo que lo has traído.
-Si, aquí está, tal y como lo diseñamos.
-Esos niños Ba’Ku son impresionantes, lástima que los mayores renieguen de la tecnología.
-JulianK, sabes que ese niño es mi vida, y te agradezco que hayas conseguido un sistema de comunicación entre ellos indetectable a cualquier sonda espía.
-No me tienes que agradecer nada, guardaremos esto , cuando llegue el momento haremos uso de él, pero ahora ya te estas cambiando de ropa, los demás están a punto de llegar y hoy a cocinado Ris.


Continuará...



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