Capitulo
38 (Spapak)
La arena se desprendía de sus vestiduras casi con miedo. JulianK solo se enfadaba cuando alguien tocaba a sus amigos, y se enfadaba mucho.
Se
había teletransportado en el momento en que el suelo cedía bajo sus
pies, pero no había sido preciso, por ello los picores de la arena
en todo su cuerpo.
Si alguien le hubiese visto en ese instante, habría huido gritando, tal era su semblante.
Si alguien le hubiese visto en ese instante, habría huido gritando, tal era su semblante.
-Debo
comprobar el despacho, no vi a Nomura.
Se
dirigió de nuevo a lo que habían sido los Cuarteles Generales de la
Flota. Sus armas, las visibles y las que no, estaban preparadas.
Deseaba fervientemente encontrarse con los autores de la masacre. Les
tenía reservada una sorpresa.
-Pandora,
te quiero, tu Dulce Venganza se va a quedar muy corta.
Poco
a poco llegó al complejo, Sus acreditaciones le abrieron todo o que
se podía abrir en las circunstancias que se daban. Los
oficiales se apartaban a una distancia prudencial. Solo tenía una
idea fija. Nomura.
Llegó
a donde antes estaba el despacho de su amigo, había un gran agujero
en el centro y el resto estaba ocupado por cascotes en los que se
depositaba el polvo como una sábana mortuoria, pero Julian no miraba
eso, para él, cada pequeño detalle era una evidencia. Cuando miró
la mesa, que había permanecido incólume dentro del desastre, vio
una mano salir por un lado.
Una
voz débil susurró. -JulianK.
-Estoy
aquí amigo mio.
-Sabía
que vendrías.
Estaba bajo la mesa, y su ayudante yacía a su lado.
-Te dije que no me trajeses este engendro reforzado con Duranium. Ahora te lo tengo que agradecer.
-No
quiero tus gracias, quiero venganza. ¿Notaste algo?
-Creo
que vino del subsotano 2.
Llamó
a los que pasaban. -Chicos, el Almirante y su ayuda de cámara están
aquí, se salvaron del agujero que me engulló, llevadlos a la
enfermería.
-¿Qué
vas a hacer?
-Saludar
cordialmente, ¿qué si no?
Y
salió de allí. Llegó a donde le había indicado Nomura y
observó detenidamente. Había una señal de Trilitio evidente, y la
habían mezclado con una pizca de antimateria para hacer el mayor
daño posible.
Detectó también dos signaturas de transporte, se dirigían a las afueras, las copió y se desmaterializó.
Era una villa imponente, la conocía, pertenecía al Vicealmirante Thug, amigo de Nomura. Vigiló la entrada y vio salir a dos operativos de la Sección 31, les conocía. No les dio opción, dos dardos de tetralubisol los abatieron entre horribles dolores.
Se dirigió a la villa, el Vicealmirante estaba en un sillón de espaldas a la puerta. Al oir el ruido dijo.
Detectó también dos signaturas de transporte, se dirigían a las afueras, las copió y se desmaterializó.
Era una villa imponente, la conocía, pertenecía al Vicealmirante Thug, amigo de Nomura. Vigiló la entrada y vio salir a dos operativos de la Sección 31, les conocía. No les dio opción, dos dardos de tetralubisol los abatieron entre horribles dolores.
Se dirigió a la villa, el Vicealmirante estaba en un sillón de espaldas a la puerta. Al oir el ruido dijo.
-¿Qué
se os ha olvidado?
-Hola
Thug…
Si
una nave tipo galaxia hubiese aterrizado limpiamente en su piscina,
no habría dado un salto como el que dio.
-JulianK
-Vaya,
qué buena memoria
-Yo…
-Si,
tu, tú, el traidor, tu, el asesino, tú, el que va a decirme qué ha
sucedido y por qué tengo que llorar a tantos amigos.
-Yo no quería…, yo no sabía…
-Bla…
Bla…, Bla…
-De
verdad JulianK, se me fue de las manos…
-Oh…,
si…
-
Te diré todo, al menos hasta donde sé, planes, nombres…
-Espero
con ansias…
-Thug
fue desgranando una serie de confesiones interesantes y sin valor
ya…
-Yo
no sabía casi nada, me obligaron.
-Ya.
Los
gritos se oían casi a un Kilometro de la mansión. Un sable de gala
en el estómago hace eso y mucho mas, se muere, pero al cabo de
bastante tiempo, y es bastante doloroso hasta el final.
JulianK tenía un objetivo, un motel a diez kilómetros del centro, donde se iban a reunir los autores del cataclismo. E iba a ser la última vez que lo hicieran.
Se acercó con cuidado, casi una docena de Cardassianos vigilaban los accesos.
JulianK entró por una alcantarilla tras marcar a todos los guardias. Subió las escaleras en completo silencio, solo oia las risas y el entrechocar de copas que salían de una de las habitaciones.
Se acercó, y abrió la puerta de la habitación contigua. Un cuchillo dejó en el suelo al vigilante.
A continuación se dirigíó a la puerta de la terraza, que era común a las tres habitaciones. Salió, para poder escuchar mejor, echó un vistazo y se le revolvieron las tripas
Había al menos tres Vicealmirantes y dos Almirantes, los embajadores de Vulcano, de Rómulo y de Cardassia, y un número indiscriminado, pero no menos de treinta altos cargos de todos los planetas representados.
Las ventanas estaban selladas, pero con un buen disolvente Ferengi no fue ningún obstáculo. Tres guardias cayeron como si nada, los dardos eran infalibles.
Y JulianK, como una aparición, hizo acto de presencia.
JulianK tenía un objetivo, un motel a diez kilómetros del centro, donde se iban a reunir los autores del cataclismo. E iba a ser la última vez que lo hicieran.
Se acercó con cuidado, casi una docena de Cardassianos vigilaban los accesos.
JulianK entró por una alcantarilla tras marcar a todos los guardias. Subió las escaleras en completo silencio, solo oia las risas y el entrechocar de copas que salían de una de las habitaciones.
Se acercó, y abrió la puerta de la habitación contigua. Un cuchillo dejó en el suelo al vigilante.
A continuación se dirigíó a la puerta de la terraza, que era común a las tres habitaciones. Salió, para poder escuchar mejor, echó un vistazo y se le revolvieron las tripas
Había al menos tres Vicealmirantes y dos Almirantes, los embajadores de Vulcano, de Rómulo y de Cardassia, y un número indiscriminado, pero no menos de treinta altos cargos de todos los planetas representados.
Las ventanas estaban selladas, pero con un buen disolvente Ferengi no fue ningún obstáculo. Tres guardias cayeron como si nada, los dardos eran infalibles.
Y JulianK, como una aparición, hizo acto de presencia.
-Buenas
noches, señores.
En
sus dos manos llevaba sendas bombas de Nitrilio y Bilitrium, que los
que se agolpaban intentando abrir las puertas, miraban con obsesiva
fascinación.
-Veo
que hay una reunión, y lamento no haber sido invitado. Como han
podido comprobar, las puertas no se abren, y sus guardias, me da la
impresión de que no atenderán a su llamada.
Han atentado contra lo más sagrado de la Federación, y eso no está bien. En condiciones normales les dejaría ir con una reprimenda, pero han herido a un amigo, y eso…
Dejó las dos bombas, y otras dos aparecieron en sus manos.
Han atentado contra lo más sagrado de la Federación, y eso no está bien. En condiciones normales les dejaría ir con una reprimenda, pero han herido a un amigo, y eso…
Dejó las dos bombas, y otras dos aparecieron en sus manos.
-Si
pueden salir en un minuto les perdonaré. Si no… bueno, dicen que
el infierno no es tan malo.
Se
desmaterializó y a los diez segundos los explosivos funcionaron.
JulianK desde la distancia miraba.
-Les
he engañado, y Ris dice que no se debe mentir…¡¡¡Al diablo¡¡¡
La
Sección 31 estaba casi a dos km de hotel. Fue despacio, y al llegar
escudriñó los alrededores. Se veía mucha vigilancia, y nunca había
sido así.
Entró por un túnel de acceso que solo él conocía y fue directo a los calabozos, tenía un presentimiento.
Dicen que el abrazo Klingon, y el pellizco mortal vulcano no son dolorosos, pero matan igual. JulianK no se lo pudo preguntar a los ocho guardias de la prisión. Una lástima, siempre había querido saberlo.
Se acercó a las mirillas y las fue abriendo. Como se imaginaba, la mayoría de jefes y operativos de la Sección 31 estaban allí, no había sido una traición de una de las joyas de la Federación.
Fue abriendo las puertas reclamando silencio hasta que encontró a su jefe, Leland.
Entró por un túnel de acceso que solo él conocía y fue directo a los calabozos, tenía un presentimiento.
Dicen que el abrazo Klingon, y el pellizco mortal vulcano no son dolorosos, pero matan igual. JulianK no se lo pudo preguntar a los ocho guardias de la prisión. Una lástima, siempre había querido saberlo.
Se acercó a las mirillas y las fue abriendo. Como se imaginaba, la mayoría de jefes y operativos de la Sección 31 estaban allí, no había sido una traición de una de las joyas de la Federación.
Fue abriendo las puertas reclamando silencio hasta que encontró a su jefe, Leland.
-Dime
que tú no has sido, júralo por tu padre y por tu abuelo o te mato
aquí mismo.
-Yo
no lo hice, vinieron unos Almirantes y el resto llevaba DPS, nos
redujeron y tomaron nuestro aspecto, estamos aquí desde entonces.
¿Qué ha pasado?
-Es
largo de contar, ¿tienes acceso a la armería?
-Tengo
otra armería secreta
-Pues
arma a tus hombres, quiero este edificio libre de ratas en una hora.
Leland era un buen jefe, pero sabia obedecer, le sobraron seis
minutos.
JulianK les explicó todo lo que había sucedido ante el espanto de todos, que lloraron la muerte de Llorenç Dax, y vitorearon al Comando Delta. Justo en ese momento se oyó una explosión , la puerta saltó hecha pedazos y cinco figuras, armadas hasta los dientes, se dibujaron en el umbral.
-Pero
JulianK ¿Qué haces aquí? Ya nos has fastidiado la diversión
Una
Ris mas embarazada que nunca corrió hacia los brazos del ya no tan
joven espía, mientras el Comando Delta contenía la risa a duras
penas.
-Fuimos
al Cuartel General, Nomura se pondrá bien, estuvimos en el hotel,
bueno, en lo que queda de él, y luego vinimos aquí.
-Perfecto
Thargor eran los pasos lógicos.
-Gracias.
Leland
y todos los componentes de la Sección 31 se acercaron, se pusieron
en formación e hicieron un saludo militar al Comando Delta. Era el
mayor honor que se les podía hacer.
-Gracias
en nombre de la Federación y de la Sección 31. Sois un ejemplo que
intentaremos seguir.
Thargor
no sabía qué hacer.
-JulianK…
-Adelante,
tú eres el jefecillo…
-Jefe,
creo que solo hemos cumplido con nuestro deber, pero esto es
solo una escaramuza, debemos llegar al centro de la conspiración.
¿La sección 31 estará a nuestro lado?
-Puedes
apostar tu vida a que sí.
Ris y JulianK les miraban.
Ris y JulianK les miraban.
-A
que son encantadores
-Si,
Ris, de serpientes, pero han actuado bien.
Si,
pero todos se enfadaban cuando llegábamos y no quedaba nada por
hacer.
-Ya
me conoces.. me enfadé…
-Ya,
pues la próxima vez deja algo para los demás.
-No
habrá próxima vez
-Cuando
los Ferengi me regalen algo me lo creeré.
-¿Por
qué nunca me crées?
Continuará...
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